A veces no dice la verdad

En ocasiones manipula a conciencia

 

plebiscito Del lat. plebiscītum. 1. m. Resolución tomada por todo un pueblo por mayoría de votos. 2. m. Consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre una cuestión política o legal. 3. m. En la antigua Roma, ley que la plebe establecía a propuesta de su tribuno, separadamente de las clases superiores de la república, y que obligó al principio solo a los plebeyos, pero más tarde a todo el pueblo.

referéndum Del fr. referendum, y este del lat. referendum ‘lo que ha de ser consultado’, n. del gerundivo de referre ‘consultar’. 1. m. Procedimiento por el que se someten al voto popular leyes o decisiones políticas con carácter decisorio o consultivo.

Diccionario de la Lengua Española

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A raíz de declaraciones del Secretario Ejecutivo de la MUD que recoge hoy la Agencia EFE, le he remitido una comunicación cuyo contenido reproduzco de seguidas.

 

Estimado Sr. Torrealba:

La agencia EFE reporta este domingo declaraciones suyas en estos términos: «El jefe de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), alianza que aglutina a la mayoría de partidos opositores, añadió en una entrevista con el canal privado Televen que el Presidente Maduro se enfrentará el 6 de diciembre a un plebiscito más que a una elección para renovar los 167 escaños de la Asamblea Nacional (AN)». Más adelante abunda al citarlo textualmente:

«Ya a estas alturas la suerte está echada. Ya todo el mundo decidió qué va a hacer y todas las encuestas revelan que la intención de voto es muy alta, sobre todo en la base de la pirámide, en los sectores populares», donde la ciudadanía le «ha dado a estas elecciones un carácter prácticamente plebiscitario»,

No, Sr. Torrealba, Ud. sabe que eso no es así, entre otras cosas, porque Ud. no quiso. Ud. participó el 23 de mayo de este año, telefónicamente, en la transmisión #145 de Dr. Político en RCR, luego de que una oyente suya le propusiera hacer caso a mi reiterada recomendación de aprovechar la fecha del 6 de diciembre para celebrar, concurrentemente con las elecciones parlamentarias, una consulta referendaria. Ud. se molestó con la sugerencia—dijo: «Bueno, gracias a Ileana Bonsanto por usar este espacio para hacerle propaganda a otro»—y negó esa posibilidad con dos argumentos: 1. que para cruzar ese puente primero había que llegar al río; 2. que no vivimos en un cantón suizo.

En su misma línea negativa se inscribió antes Julio Borges, a quien envié comunicación el 1º de marzo para excitarle a que promoviera, en el seno de la Mesa de la Unidad Democrática, la celebración concurrente de un referendo consultivo sobre la implantación del socialismo del país, por la importancia del punto en sí y porque podía esperarse que fuera un estímulo de la propensión a votar. Borges ni siquiera ha acusado recibo a casi nueve meses de mi carta, en la que le puse: «Tal vez conozcas que llevo algún tiempo promoviendo este tratamiento referendario pero, si acogieras estos planteamientos, yo no tendría inconveniente en permanecer tras el telón; es decir, no exigiría protagonismo alguno». (Por cierto, una de las motivaciones para hacérsela llegar fue mi preocupación porque el psiquiatra chavista Jorge Rodríguez había asegurado, el 12 de febrero, que Borges había seleccionado los blancos que un mítico avión Tucano bombardearía en la ciudad de Caracas; seguramente fui ingenuo al imaginar que una cosa así pudiera protegerlo de algún modo).

Pero al menos Borges no ha intentado hasta ahora la línea falaz de José Guerra, que Ud. repite y que es la misma línea falaz de Henrique Capriles Radonski, quien quiso vender que las elecciones municipales del 8 de diciembre de 2013 eran un «plebiscito» sobre el gobierno de Nicolás Maduro, que si lo hubiera sido hubiera perdido el proponente. Guerra escribió el 11 de octubre: “Estoy entre quienes opinan que este 6 de diciembre, además de la elección de una nueva Asamblea Nacional, se celebra un referendo consultivo sobre el modelo económico que queremos transitar». Salí al paso de esta manipulación el mismo día, al escribir:

No están los electores convocados en su carácter de miembros del Poder Constituyente Originario para el próximo 6 de diciembre, así que el socialismo no va a referendo en esa fecha; lamentablemente, no se lo quiso convocar. Pero la Asamblea Nacional puede hacerlo por mayoría simple. Espero que el candidato Guerra prometa que en cuanto esté a su alcance procurará que así sea; cordialmente le invito a que nos comunique que tal es su decisión.

Como creí que mandaba la cortesía, al día siguiente le participé de mis Consideraciones sobre un texto de José Guerra en este blog y, como Borges, el economista candidato ha escogido no darse por aludido. En cambio, el semanario La Razón quiso entrevistarlo sobre nuestra diferencia de opinión y se negó a declarar, argumentando que no tenía tiempo «para echarle palo a todo mogote«.

Ahora vuelve Ud. a sugerir que dentro de una semana exacta se celebrará un plebiscito más que una elección. Esto es, Sr. Torrealba, procedimiento evidentemente tramposo. Lo que puede decirse responsablemente es que el manifiesto repudio a la gestión de Maduro influye decisivamente en la intención superior de voto por los candidatos de la MUD. Hasta allí, pues no se ha establecido la tesis de que los electores venezolanos estén muy contentos con la central opositora; Datincorp registró en mayo que una mayoría (56%) cree que las soluciones del país vendrán de nuevos liderazgos, antes que del oficialismo (17%) o de la oposición (¡18%!) Tiene Ud. razón al opinar: «hasta para dar un golpe de Estado hace falta tener un capital político y eso Maduro ya no lo tiene», pero no crea que la MUD sí lo ha reunido. Su inminente éxito no se debe tanto a su propio mérito como al espantoso demérito oficialista.

Antes de comentar recientes declaraciones (25 de noviembre) de Henry Ramos Allup, ya había expuesto en Los numeritos:

El PSUV pasará la factura del descalabro a Nicolás Maduro, y éste replicará que quienes perdieron las elecciones fueron los candidatos del partido; es decir, que el 6D no era un plebiscito sobre su gobierno (Henrique Capriles) o un referendo sobre el socialismo (José Guerra). Vienen, entre otras cosas, amargas reconvenciones de los socialistas entre sí. En el campo opositor, muchos generales reivindicarán el triunfo con no poca razón.

De modo, Sr. Torrealba, que me parece lamentable su argumento de que el próximo 6 de diciembre tendremos un plebiscito. En alguien que se negó, cuando se le propuso con tiempo, a facilitar el pronunciamiento real, efectivo, de la voz del Soberano, su insinuación es deshonesta. Ud. parece preferir con mucho una democracia meramente representativa que una participativa, y por eso disfraza a la primera de la segunda. El 11 de octubre sugerí:

…si el candidato Guerra quisiera que en verdad se consultara la preferencia del pueblo en pro o en contra del socialismo, podría comprometerse desde ya a que de resultar electo levantará su mano para formar una mayoría simple de colegas que apruebe la convocatoria de un verdadero referendo, no uno pretendido, acerca de asunto tan crucial. (…) También puede, naturalmente, intentar convencer a sus compañeros candidaturales de la MUD para que se comprometan de igual modo. Eso, si es que creen valiosa la participación popular real y directa para decidir “las materias de especial trascendencia nacional”.

La conciencia de cada diputado es una fortaleza privada, naturalmente, pero Ud. pudiera considerar una conducta equivalente y emplear su considerable influencia en lograr ese compromiso, que a mi criterio se le debe al Pueblo. Sólo cuando lo haga tendrá autoridad moral para hablar de plebiscitos.

Atentamente

 

luis enrique ALCALÁ

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NOTA FINAL:

Es posible que se haya decidido en la MUD vender la especie falsa del referendo o plebiscito del 6D como truco ingenioso para producir una manipulación favorable de la conciencia de los electores; esto es, que la cosa sea ya una línea oficial de la MUD. Después de Guerra, y antes de las declaraciones de Torrealba, escuché la idea referendaria en persona a la que mucho estimo en mi propia casa. El 16 de octubre escribí a un apreciado amigo:

Nuestros políticos institucionalizados siguen conduciéndose desde la misma postura que hiciera explícita Pedro Pablo Aguilar en 1986:  “Mi planteamiento es que los intelectuales, los sectores profesionales y empresariales, los líderes de la sociedad civil no pueden seguir de espaldas a la realidad de los partidos, y sobre todo, a la realidad de los partidos que protagonizan la lucha por el poder». Esto es, no es que los políticos se han puesto de espaldas a la realidad social sino lo contrario; son los profesionales los que saben de «la dinámica de la política real» (expresión de Urbaneja), quienes son imprescindibles para hacernos notar que «no estamos en un cantón suizo» (Torrealba, Manuel Peñalver, ¿Gonzalo Barrios?), o para no dar importancia a que Luis Florido dijera falsa y manipuladoramente en septiembre del año pasado que había quedado «activado el Poder Constituyente Originario» porque, bueno, «eso es una frase política» (Velásquez), o sea, algo que se dice para causar un efecto conveniente aunque no sea verdad.

Es mi firme creencia que la mentira no se combate con otra mentira, sino sólo con la verdad. También creo que es un irrespeto a la ciudadanía la venta de interpretaciones falsas por mera conveniencia política.

LEA

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