En la noche del 2 de este mes, participé como ponente en un conversatorio virtual organizado por VHLT (Venezuela Hasta Los Tuétanos), un grupo que definiera uno de los coordinadores en estos términos:
Todos en el canal somos ciudadanos venezolanos que estamos dentro y fuera del país, desde profesionales, amas de casa, personas de barrios humildes y hasta militares encubiertos. Pero todos anónimos. No creemos en marchas vacías dirigidas por políticos y mucho menos la falsa oposición. apoyamos la vida, el respeto de los derechos humanos y oportunidades de un mejor futuro. Estamos trabajando en la calle creando conciencia para rescatar los valores perdidos. Nuestro logo es una V y una R. Y estamos organizándonos cada uno en nuestra comunidad.
Las iniciales en el logotipo corresponden a «Venezuela» y «Resistencia». El contacto inicial había anticipado:
El grupo donde me encuentro es uno de tantos que nos hacemos llamar «la resistencia», aunque debo ser honesto con ud., muchos de nosotros no tenemos claro (no es mi caso), qué significa verdaderamente ser resistencia. Este grupo está tratando de pasar a un nuevo nivel de organización. No comulgamos en lo absoluto con los métodos de la Mud, aunque estamos abiertos a oír algún vocero de ellos que quiera exponer alguna idea. A nuestro canal han venido personajes a exponer mayormente q sostienen alternativas no Mud, me parece que los enfoques que ud defiende son sumamente interesantes para q sean considerados por esta algo etérea resistencia, y puede ayudar a aclarar mejor los objetivos.
A esta persona le describí mi posición así: «No quisiera ser entendido como actor de resistencia o mera oposición. Si uno se define como opositor o de resistencia, queda limitado al enemigo. Hay que hacer cosas que debe hacerse aunque Maduro no existiera. Vea el concepto en doctorpolitico.com/?p=45880«.
Al final de esta nota está el archivo de audio de mi planteamiento inicial, que supongo habrá conmovido las bases desde las que parte más de un miembro del grupo (dos personas tuitearon que yo era un chavista disfrazado y la consabida «refutación» de que creo saberlo todo). Es frecuente la lectura de nuestro proceso político como dicotomía:
De modo, pues, que si comparto la descripción crítica de sistemas como el castrista, el sandinista o el chavista, todos cultores de la mentira sistemática como herramienta de distorsión para dominar, no concurro con la presentación del mundo como película en blanco y negro, como un asunto de superhéroes contra supervillanos. La realidad tiene muchas tonalidades de gris o, más exactamente aún, viene en deslumbrantes colores. No todo lo que se opone al socialismo es por eso mismo esencialmente loable. (En Cruce de correos, 10 de mayo de 2014).
Por lo que respecta a mi presunta conciencia de insuperabilidad, públicamente juré en 1995 cumplir un código de ética del que nunca me he desviado; dos de sus estipulaciones rezan:
5. Consideraré mis apreciaciones y dictámenes como susceptibles de mejora o superación, por lo que escucharé opiniones diferentes a las mías, someteré yo mismo a revisión tales apreciaciones y dictámenes y compensaré justamente los daños que mi intervención haya causado cuando éstos se debiesen a mi negligencia.
6. No dejaré de aprender lo que sea necesario para el mejor ejercicio del arte de la Política, y no pretenderé jamás que lo conozco completo y que no hay asuntos en los que otras opiniones sean más calificadas que las mías.
Pero nunca falta quien se desagrada ante el conocimiento de otros, especialmente si sacude sus propios prejuicios; incapaces de refutarlos, acuden entonces al ataque personal infundado como psicólogos a distancia de alguien a quien no conocen. (La falacia ad hominem, tenida por la ciencia de la Lógica como razonamiento inválido de los más primitivos). «Nadie, por otra parte, ha refutado mis tesis en veintiocho años de labor. Las objeciones que les oponen no son de fondo, son oblicuas o indirectas» (En Hallado lobo estepario en el trópico, 28 de mayo de 2011; ahora son 33 los años de trabajo en Política). Ya había escrito José Ingenieros: “La envidia es el rubor de la mejilla sonoramente abofeteada por la gloria ajena”. (En El hombre mediocre). No creo que haya cometido pecado al instruirme, y creo que lo que haya aprendido no es algo que deba guardar egoístamente para mi uso exclusivo, sino que debo ponerlo a la orden de los demás. La propiedad, incluida la intelectual muy especialmente, tiene una función social.
La interacción con personas conectadas—al inicio se reportó más de 280—duró dos horas y veinte minutos más; en general, se condujo correctamente, pero hacia su término hubo interrupciones que inicialmente toleré. Cuando uno de los moderadores a quien solicité impedirlas (tal como yo había escuchado en silencio las participaciones) dijo que no podía controlarlas, di por terminada mi intervención. Pero agradezco a los organizadores del evento su interés al invitarme y la oportunidad de emerger en su canal, una fresca modalidad para la participación política acorde con la omnipresente realidad virtual de estos tiempos. LEA
La patología política venezolana y la terapéutica correcta
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Hola Dr. Político, como suscribirme o inscribirme o participar en Venezuela Resistencia, por ahí conseguí uno en la red pero es de puros estudiantes no se si es el mismo.
En verdad, no tengo idea de cómo hacerlo. Quizás la ruta sea contactar por Twitter a quienes se identifican allí como @sororita o @marupita, que organizaron el conversatorio.