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Hoy fue dirigido a mí (y a @marupita, del grupo VR, Venezuela Resistencia) un tuit de @GamelinBas (perteneciente al mismo grupo):

¡NI EN LAS PEORES DICTADURAS DEL MUNDO! Las 41 decisiones inconstitucionales del TSJ contra la AN @marupita @doctorpolitico

Supongo que el dardo se me lanzaba porque en el conversatorio del viernes 2 de diciembre con el grupo, advertí contra el lenguaje hiperbólico que dice cosas como que padecemos una hambruna o vivimos bajo una dictadura comunista. (Ver en este blog Etiqueta negra, del 11 de abril de 2016. O, también, Pandemónium, donde puse el 21 de julio: «En general, un cierto lenguaje hiperbólico, conveniente a cierta clase de discurso político, desayuda en lugar de ayudar. No es necesario para que sepamos los venezolanos que estamos en las peores condiciones generales desde la Guerra Federal. El empleo de una etiqueta dramáticamente vistosa no conduce a la solución de nuestros graves problemas políticos»).

Bueno, contesté ese tuit de este modo: «En las peores dictaduras del mundo no se tolera una Asamblea en manos de la oposición. No se tolera ninguna oposición». Lo que motivó esta respuesta de @GamelinBas: «Las dictaduras sí permiten oposición, cuando ésta es comprada y favorece al tirano, dando falsa imagen de democracia».

A mi vez, disparé una ráfaga de tres tiros:

Ud. habló de “las peores dictaduras del mundo”.

Y destacó la anulación de la AN por el TSJ. Eso no parece una oposición comprada.

Es muy importante razonar consistente y lógicamente. Ud. se autocontradice.

Del lado de allá, silencio hasta ahora, más de una hora después del último de mis mensajes. Como pienso colocar en Twitter el enlace a esta entrada, son de esperar más dardos.

………

Mientras cerraba esta edición llegó una necedad de otro miembro de VR a quien ya bloqueé: «Amigo se te cayó la careta». Jamás me tapo la cara; en cambio, es descripción de VR la siguiente: «Todos en el canal somos ciudadanos venezolanos que estamos dentro y fuera del país, desde profesionales, amas de casa, personas de barrios humildes y hasta militares encubiertos. Pero todos anónimos». Y, por supuesto, esa persona no es mi amigo, y no se le dice a un amigo que se esconde tras un antifaz. Uno de los más inteligentes y serenos miembros de VR me había escrito el 8 de noviembre: «…por favor, no se deje llevar por la apariencia de Nosferatu, es sólo un avatar que la mayoría de los que estamos en la llamada resistencia hemos decidido usar para protegernos de represalias del régimen actual». Creo que el grupo sobreestima su importancia. Por mi parte, nunca he optado por esa protección de secta secreta:

En desayuno al que fuéramos invitados en plena campaña electoral de 1998 (en las oficinas de la agencia de publicidad J. Walter Thompson) dijimos al mismísimo Hugo Chávez, expositor de circunstancia, que el titular del derecho de rebelión es una mayoría de la comunidad, y no una logia de una decena de comandantes que sin ningún derecho juraran alzarse ante los restos de un decrépito y patriótico samán. En la misma ocasión le quisimos hacer entender que si insistía en glorificar su criminal aventura de 1992 no tendría ningún sentido establecer un diálogo al que me invitaba, tras mi declaración primera, en compañía de William Izarra. (…) En enero de 1999, ya electo Chávez, nos permitimos decir en voz tan alta que llegó a todo el auditorio, y en su presencia a distancia de dos metros, que estaba completamente equivocado en su concepto constituyente, en acto convocado en La Viñeta. Durante todo el transcurso de su desgobierno, por escrito, por radio, por televisión, hemos hecho explícita nuestra consistente oposición a sus ideas y sus métodos. El 25 de febrero de 2002, por citar un solo caso, propusimos un procedimiento para abolir su régimen en conocido programa matutino televisado. (LEA #100).

LEA

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