Verdades responsablemente dichas

 

Desde hace ya un buen tiempo, un grupo de profesionales con profundos conocimientos (de primera mano) sobre la industria del suministro eléctrico en Venezuela advierte responsable y competentemente acerca de los problemas de ésta y las soluciones requeridas. Se trata del Grupo Ricardo Zuloaga, que acaba de emitir (16 de octubre) un informe de la condición actual del sistema eléctrico venezolano con claras recomendaciones para la reparación de sus graves heridas.

Siete ingenieros—Miguel Lara, José G. Aguilar, Iñaki Rousse, Efraín Carrera, Ciro Portillo, Leopoldo Baptista, Nelson Hernández—y la Licda. Florinda Morales concurren en el siguiente diagnóstico:
 

El Sistema Eléctrico Venezolano atraviesa la peor condición operativa de su historia, los cortes del servicio eléctrico afectan a todas las ciudades del país y la recurrencia de los mismos, así como su tiempo de afectación, siguen en incremento.

El equipamiento eléctrico que aún trabaja lo hace en condiciones precarias debido a mantenimientos no ejecutados y que son diferidos más allá de lo recomendado por sus fabricantes. Esta práctica conlleva a que los equipos no funcionen adecuadamente y que los mismos terminen colapsando por fallas de tipo catastrófico, cuya reparación requiere de recursos monetarios y de lapsos de tiempo considerablemente mayores a los que se tendrían bajo las prácticas recomendadas.

El manejo del embalse de Guri, cuya central suministra aproximadamente el 50% del consumo eléctrico nacional, no se ajusta a lo establecido por los estudios y la ingeniería. Su sobreexplotación bajo condiciones hidrológicas desfavorables ha puesto en riesgo la operatividad de su central y ocasionó racionamientos masivos que no debieron ocurrir. Por otra parte, su llenado extemporáneo coadyuvó, innecesariamente, a la inundación de áreas pobladas en el sur del país.

Los reiterados cortes anunciados por las autoridades eléctricas no han sido ni son producto de eventos climatológicos (Lluvia o sequía), ni por accidentes causados por elementos pertenecientes a nuestra fauna ni por supuestos sabotajes, donde las autoridades eléctricas acusan a personas que perdieron su vida al estar hurtando material eléctrico energizado o al tratar de conectarse ilegalmente a la red eléctrica o al proceder, de forma imprudente, a reparar alguna falla que pudiera llevar varios días de duración debido a la conocida inacción de Corpoelec para la reparación de las averías que afectan a los usuarios.

Las frecuentes e intempestivas interrupciones del servicio eléctrico han llevado a que muchos usuarios coloquen dispositivos protectores a sus maquinarias y electrodomésticos, los cuales, ante fallas, que por su naturaleza causan “bajones” de tensión, se desconecten masivamente y con ello provocan una brusca “subida” de tensión. Estas oscilaciones terminan dañando aparatos que no están protegidos. Esta situación se ve potenciada por la deficiencia crónica en la generación térmica disponible y por el cambio en la composición de la demanda (Ahora mayoritariamente residencial). Cabe destacar que el creciente número de usuarios que se ven afectados por el deficiente servicio que reciben, se encuentran desamparados y sin más respuesta que excusas sin fundamento por parte de quien lo presta.

Un hecho lamentable y de gravedad es que los frecuentes cortes están ocasionando víctimas fatales entre recién nacidos y enfermos cuando se interrumpe el suministro eléctrico a centros hospitalarios, generalmente públicos, cuyas obligatorias plantas de emergencia no arrancan porque se encuentran inoperativas, bien sea por estar dañadas y no haber sido reparadas o por no disponer del combustible requerido para su operación.

El alumbrado público es prácticamente inexistente. La falta de iluminación en autopistas, avenidas y calles de los pueblos y ciudades de Venezuela en horas nocturnas, propicia el incremento de la inseguridad.

La causa de estas deplorables condiciones es identificada en el reporte del Grupo Ricardo Zuloaga con sintética claridad: «La realidad es que la crisis eléctrica que afecta a la sociedad venezolana, desde hace más de una década, es resultado de un modelo de sector eléctrico inviable, gestado por decisiones políticas tomadas desde 1999 que lo transformaron en un sector politizado, desprofesionalizado, burocrático, plagado de irregularidades administrativas, sin transparencia y de creciente opacidad».

Igualmente sintética es la solución expuesta: «La solución a la crisis eléctrica… pasa por un cambio político que revierta los factores que caracterizan el actual modelo de sector». Naturalmente, advierten también: «Sin embargo, el cambio político, por sí solo, no es garantía de solución de la crisis eléctrica. El profundo estado de deterioro que presenta la infraestructura eléctrica, la desmotivación y las múltiples carencias que agobian al recurso humano, los desconocidos pasivos pendientes de honrar a proveedores nacionales e internacionales, la quiebra financiera, el rezago tarifario, la insuficiencia de ingresos, las crecientes pérdidas no técnicas, los vicios y prácticas corruptas que se han instaurado, la inexistencia de inventarios de piezas y partes para la atención de averías, la no ejecución oportuna de mantenimientos y la excesiva burocracia, entre otros, son retos que demandarán al equipo que corresponda solventar la crisis eléctrica una sólida capacidad gerencial, amplios conocimientos de la industria eléctrica y especialmente ética profesional».

Vale la pena leer el sucinto informe completo (4 páginas) que puede descargarse en archivo de formato .pdf en el siguiente enlace: El GRZ ante profundización de la crisis eléctrica Octubre2017. En cuanto sea posible una nueva toma de decisiones nacionales, el claro reporte será herramienta imprescindible. LEA

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