Hoy transmitió Globovisión un intercambio—grabado el jueves 5 de abril—del suscrito con Manuel Felipe Sierra, quien observó rasgos importantes de la nueva ola de procesos por corrupción contra antiguos o actuantes mandatarios, incluyendo varios presidentes de países; su observación más interesante: a la técnica del golpe de Estado militar se opone ahora la tecnología de las acusaciones por corrupción. Tuve oportunidad de sugerir la creación del cargo de Auditor General del Estado, que debe responder, como en una empresa, a los accionistas; es decir, al Pueblo.
…una nueva figura: la del Auditor General del Estado. Otra vez, las funciones de este nuevo funcionario están prefiguradas en la práctica de la organización privada. Las compañías privadas, además de ser auditadas por auditores o firmas de auditores externos, tienen su propio auditor interno, el que está allí para procurar una correcta administración de los bienes corporativos y de este modo proteger los derechos de los accionistas. Por eso como tal no pertenece al equipo gerencial, y por eso mismo no es usualmente muy bien recibido. El Contralor General de la República es más bien un auditor externo, nombrado como es por el Poder Legislativo. (Si yo fuera Presidente, 8 de diciembre de 1997).
La conversación quedó registrada en el canal YouTube de la televisora, en videos que se coloca de inmediato (el primero es de la introducción de Sierra):
Presentación del tema
La conversación
LEA
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Saludos.Le informo que no tengo Dilema en relación a elección presidencial propuesta. Según mi análisis y criterio propio No acudiré a VOTAR.Tampoco sufro de desánimo En su programa 297
No tengo por qué ser informado de sus intenciones electorales ni estoy interesado en ellas; el voto es un derecho individual y su ejercicio debe protegerse por el secreto. Por supuesto, el diagnóstico de desánimo en el más reciente programa de Dr. Político en RCR no estaba dirigido a Ud.; fue referido a un estado general de la psiquis nacional, que tal vez pueda Ud. apreciar. El desánimo, dije, se debía principalmente a dos factores: la perniciosidad del gobierno y la incompetencia de la oposición. La única mención a la abstención como la que Ud. asume fue de pasada, y sólo la relacioné con el fracaso de la abstención (75%) de 2005. En ningún momento sugerí que la disposición a abstenerse fuera causada solamente por el desánimo. No veo a qué viene su comunicación.