Fotografías de otoño

Medición de Datanálisis entre el 10 y el 16 de septiembre

El 18 de septiembre, la asistente de Teodoro Petkoff rebotaba a unos pocos destinatarios una nota de prensa del «Bloque de Prensa Nacional» con el siguiente asunto: Encuestadora Datos: Capriles Radonski acorta brecha a 3.92% con Hugo Chávez. Puesta así la cosa, el lector desprevenido pensaría que se trataba de una medición de la venerable empresa de Edmond Saade y su hijo, Joseph «Joe».

No es tal; el texto de la comunicación comienza diciendo: «El presidente de la República, Hugo Chávez, cuenta con una leve ventaja de 3.92 puntos porcentuales sobre su rival Henrique Capriles Radonski en la intención de voto para las elecciones de octubre en Venezuela, la brecha entre ambos candidatos presidenciales disminuyó a comparación con el estudio anterior de la encuestadora Datos del Grupo 6to Poder». El asunto es que al «grupo»nucleado alrededor del semanario 6to. Poder (Leocenis García), le ha dado por ordenar encuestas que organiza su «asesor general», el encuestador de larga data Eugenio Escuela. (El 25 de julio, ya anunciaba el semanario de García: «6to Poder Datos presenta su nueva medición presidencial: Chávez 41% y Capriles 35%»).

Un poco más de un mes antes, el 22 de junio, el diario Tal Cual publicaba una advertencia de la encuestadora Datos de verdad verdad verdaíta:

La encuestadora Datos señala que…  «En un momento como este de coyuntura electoral, es posible que surjan empresas que quieran tomar ventaja del reconocimiento que nuestra marca Datos tiene en el entorno nacional, por lo que los invitamos a ser cuidadosos en revisar las fuentes y contactarnos en caso de dudas o inquietudes».

Esto no significa, por supuesto, que las mediciones de Eugenio Escuela no tengan validez.

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A pesar de su propia encuesta, el mismo semanario titulaba el día antes de la nota de prensa referida: IVAD: La intención de voto para Hugo Chávez es de 50,3% sobre 32,2% de Capriles. Había tomado la información de lo presentado por José Vicente Rangel en su programa semanal por televisión. Ésta es la nota de 6to Poder:

Caracas, 17 de septiembre de 2012 * La brecha a favor del candidato, Hugo Chávez, es de 18,1%, reveló la última encuesta del Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD).

La intención de voto para el actual jefe de Estado es de 50,3%, mientras que para el abanderado de la derecha, Henrique Capriles, 32,2%.

La intención de voto hacia el representante de la oposición ha bajado en los últimos cuatro meses: en junio de este año, la intención de voto para Capriles era de 32,5%; en julio, 32%; en agosto aumentó moderadamente a 32,4% y en septiembre el apoyo bajó nuevamente a 32,2%.

La encuesta, realizada entre el 2 y 10 de septiembre, contó con un universo de 1200 entrevistados, así lo informó José Vicente Rangel en su programa dominical.

En el ítem de voto simulado, secreto e inclinación de los indecisos, los resultados fueron: Chavez 55,4%; Capriles 35,9%; no sabe/ No responde 8,7% y la brecha a favor del mandatario nacional es de 19,5%.

En el capriloradonskismo no faltará quien descalifique estos resultados del Instituto Venezolano de Análisis de Datos, más cuando han sido anunciados por el destacado chavista Rangel. Sin embargo, el Director de Tal Cual ha salido antes en defensa de Félix Seijas, el Presidente de IVAD. Así lo exponía Orlando Ochoa Terán en otro semanario—Quinto Día—el 18 de marzo del año pasado (Encuestadoras y conflictos de intereses):

En un ambiente de libre mercado el éxito y el prestigio de las encuestadoras dependen de su credibilidad y sus resultados. En países de instituciones débiles se fabrican encuestadoras para fines de propaganda y hacerse cómplices del poderoso de turno.

El tema lo han actualizado el general Gonzalo García Ordóñez y Teodoro Petkoff, en una disputa que se centra en la encuestadora IVAD del profesor Félix Seijas. Para García Ordoñez, cuando IVAD decidió trabajar para la oposición y el gobierno “entró en un dilema ético insoluble” que se refleja en un sesgo hacia el oficialismo como lo prueban las imprecisiones de sus cifras y una supuesta táctica de favorecer al presidente Chávez con un 50% de respaldo para que “no cause sorpresa un resultado torcido” cuando las encuestas tengan un mayor impacto.

Teodoro, por su parte, admite que mantiene una “larga y cordial relación de amistad con Seijas” y “da fe de su solvencia profesional así como de su integridad personal”. Cuando los resultados favorecían a Chávez, alega Teodoro, y coincidían con los registros previos de Seijas entonces “circulaba la especie estúpida de que Chávez ganaba con fraude”. No objeta que el gobierno sea también cliente de IVAD porque no se trata de una “empresa filantrópica sino comercial” y para enfatizar este aserto acude a una extraña analogía: “Reclamarle (a IVAD) que entre sus clientes está el gobierno es como reclamarle al general García Ordoñez el sueldo que cobraba como embajador del gobierno de Chávez en Bolivia”.

¿Habrá cambiado a estas alturas la radical opinión de Petkoff?

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Ahora se conoce la medición fresquita de otra encuestadora, Datanálisis. Se trata de la cuarta entrega de su Tracking telefónico nacional. (Una encuesta telefónica de 1.200 llamadas realizada entre el 10 y el 16 de septiembre, que pretende tener un error muestral máximo de 2,77% hacia arriba o hacia abajo). Bueno, este sondeo registra una ventaja de Chávez sobre Capriles de 14,7 puntos. (Intención de voto por Chávez de 43,8%; por Capriles 29,1%). El diario El Universal prefirió—Eugenio Martínez, 18 de septiembre—reportar la medición como si el problema fuera una elección por la Gobernación de Miranda: Capriles aventaja por 16 puntos a Chávez en Miranda – Según Datanálisis 52.4% de los electores de Miranda votarían por Capriles Radonski y 36,7% apoyarían a Hugo Chávez. Es un consuelo adelantado, sin duda, para insuflar ánimo en los seguidores de la oposición.

Preferencias partidistas de los venezolanos (clic amplía)

Datanálisis continúa reportando un nivel desusadamente elevado de indecisos: no contesta el 14,4% de los encuestados, no sabe el 8,8%, prefiere otro candidato el 2,5% y no votaría por ninguno el 1,5%, para un total de 27,2%. La encuestadora estima en 7% los indecisos que pudieran pronunciarse por Capriles y en 10,8% quienes lo harían por Chávez. Recalculada la intención de voto con la incorporación de estos electores, las cuentas le dan a Datanálisis una votación a favor de Chávez de 54,6% contra 36,1% a favor de Capriles, o una brecha de 18,5% entre la medalla de oro y la de plata. Esto deja 9,7% a la abstención; si estas cifras teóricas se trasladan sobre el registro electoral de 19.119.036 inscritos, se abstendrían 1.778.070 electores, votarían por Chávez 10.438.994 y por Capriles 6.901.972. Y esto último sería 2,24 veces la votación total de las primarias de la MUD del 12 de febrero—¡Bravo, Aveledo! ¡Bravo, Albánez!—y 3,61 veces la votación por Capriles—¡Bravo, Briquet! ¡Bravo, Guanipa! ¡Bravo, Caldera!—en aquellas elecciones preliminares.

Una vez más, la dirigencia opositora habría sido incapaz de derrotar al gobernante más pernicioso de toda la historia venezolana. Hay algo fundamentalmente equivocado en su planteamiento, en sus premisas estratégicas, comenzando por comprenderse a sí misma como la mera negación de Chávez.

Al futuro mediato, no obstante, hay esperanza. La lámina 18 del tracking de Datanálisis reporta la afiliación política de sus encuestados, y la suma de los que clasifica como Ni-Ni (33,4%) y quienes no saben o no contestan (7%) rinde, aun en medio de la polarización y a 17 días de la votación, un total de 40,4%, prácticamente a la par del chavismo (42%) y 2,3 veces la cantidad de los que se pronuncian como antichavistas o de oposición (18%). He allí el mercado primario para una iniciativa moderna que captaría, si su planteamiento fuere correcto (transideológico, satisfactorio y convincente), mucha gente de la que ahora se incluye en cualquiera de los dos polos.

Manos a la obra. LEA

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Enlace para descargar láminas de Datanálisis: Tracking electoral – Semana 4

(Hinterlaces presentará sus últimos resultados el próximo miércoles 26 de septiembre. Como siempre, aquí estarán).

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Cierre de un año trágico

Los padrinos y el cura del 5 de marzo: el bautizo de un golpe de Estado en La Esmeralda

Con la sola excepción de Teodoro Petkoff, que repudió públicamente el decreto de constitución del gobierno usurpador de Pedro Carmona Estanga poco después de que fuera promulgado, ningún dirigente de oposición ha marcado distancia del golpe de Estado del 12 de abril de este año. De modo indirecto, Primero Justicia es el único partido que se distanciara, al expulsar de sus filas a Leopoldo Martínez en cuanto se supo que había aceptado un puesto en el gabinete ministerial de Carmona. Mientras los partidos y sus dirigentes no pronuncien una explícita condena de lo acontecido el 12 de abril, que tiñó con la sospecha un gigantesco movimiento civil manipulado por los golpistas, no podrán recuperar la confianza del Pueblo.

En el día de hoy, el último del año, el suscrito recibió un correo electrónico de Jorge Olavarría en el que este amigo solicitó: “Luis: te mando el artículo que hoy publico en El Nacional. Por favor, no seas muy severo. Un abrazo. JO”. El artículo en cuestión se llama “¿Por qué los militares no sacan a Chávez?”, y en él dice Olavarría que deponer a Chávez militarmente no puede ser tenido por acción subversiva y recomienda un gobierno militar de transición.

La contestación del suscrito se copia a continuación:

Gracias, Jorge, por el envío, y mis deseos por un Feliz Año para ti y los tuyos.

 No tengo otra severidad que reiterar lo que para mí es un principio clarísimo: que el sujeto del derecho de rebelión es una mayoría de la comunidad. En esto estoy con la Declaración de Derechos de Virginia respecto de un gobierno contrario a los propósitos del beneficio común, la protección y la seguridad del pueblo, la nación o la comunidad: “…a majority of the community hath an indubitable, inalienable, and indefeasible right to reform, alter, or abolish it…”

Si se aceptase algo distinto, la validez de la intentona de febrero de 1992, por referirse sólo a un ejemplo, estaría abierta a discusión. Niego esa posibilidad. La aventura de Chávez et al. es un claro abuso de poder, sobre todo cuando la mayoría de la población rechazaba, sí, el infecto gobierno de Pérez, pero rechazaba también el expediente de un golpe de Estado.

 Es por esto que el proyecto de Acta de Abolición que conoces ofrece la única justificación posible al desacato militar: “Nosotros, la mayoría del Pueblo Soberano de Venezuela, en nuestro carácter de Poder Constituyente Originario… mandamos a la Fuerza Armada Nacional a que desconozca su mando y que garantice el abandono por el mismo de toda función o privilegio atribuido a la Presidencia de la República…”

Como escribí en marzo en un artículo que me solicitara Poleo:

Pocos días después de la reseña de El Universal, Jorge Olavarría de Tezanos Pinto retomó el punto en dos emisiones de su columna en El Nacional (así como en intervenciones televisadas), sólo que en su opinión tal derecho sería la fundamentación de un golpe de Estado clásico, y prescribía algunos ingredientes del mismo, como el inevitable manifiesto de los golpistas. Acá quiero marcar diferencia respecto de la posición de Olavarría: el sujeto del derecho de rebelión, como lo establece el documento virginiano, es la mayoría de la comunidad. No es ése un derecho que repose en Pedro Carmona Estanga, el cardenal Velasco, Carlos Ortega, Lucas Rincón o un grupo de comandantes que juran prepotencias ante los despojos de un noble y decrépito samán. No es derecho de las iglesias, las ONG, los medios de comunicación o de ninguna institución, por más meritoria o gloriosa que pudiese ser su trayectoria. Es sólo la mayoría de la comunidad la que tiene todo el derecho de abolir un gobierno que no le convenga. El esgrimir el derecho de rebelión como justificación de golpe de Estado equivaldría a cohonestar el abuso de poder de Chávez, Arias Cárdenas, Cabello, Visconti y demás golpistas de nuestra historia, y esta gente lo que necesita es una lección de democracia.

Y también en el mismo artículo: “En detalle, nosotros mandamos que cese el patológico y folklórico paso de Chávez por el gobierno y de ese modo autorizamos a la fuerza armada de este país para que retire a ese ciudadano de Miraflores, en caso de que ni siquiera ante tal mandato expreso el alucinado personaje consienta en bajarse de la silla. Ése sí sería entonces un derecho de rebelión conferido por nosotros a quienes—los militares—sí se encuentran, como súbditos, en situación de subordinación y obligación de obediencia”.

Si tenemos, Jorge, la posibilidad real de dictar la abolición desde el piso civil, desde la única legitimidad de la mayoría del pueblo, no debemos admitir que el estamento militar se rebele por su cuenta y riesgo.

 Admito que este planteamiento se ha limitado estrictamente a una consideración de principios. Los aspectos prácticos del asunto constituyen, naturalmente, discusión aparte.

Recibe un saludo muy cordial

Luis Enrique

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La nota en El Universal (3 de febrero) a la que se hace alusión es la combinación de sendas entrevistas de Ernesto Ecarri a Ángel Álvarez y el suscrito. Ecarri se interesó en el artículo citado de la Declaración de Derechos de Virginia que yo le proporcionara, publicándolo de modo destacado, y Jorge Olavarría publicó de seguidas dos artículos sucesivos con el título Derecho de rebelión, así como fue al noticiero de Televén a predicar su punto de vista. Esto suscitó mi preocupación, y logré que Carlos Fernandes, periodista de esa planta, dedicara una de las ediciones de Triángulo, el programa que conduce, al tema de ese derecho el lunes 25 de febrero de este año que concluye. Fue la primera vez que formulara en público la noción de un Acta de Abolición. A raíz de esta intervención, fui entrevistado al día siguiente por Marta Colomina, quien escribió un artículo que apoyó la iniciativa el domingo 3 de marzo. Finalmente, Rafael Poleo me pidió ese mismo día un artículo para la revista Zeta, que publicó a la semana siguiente. He extraviado el texto completo; de él sobreviven sólo los fragmentos que cité en mi contestación al correo de Olavarría. Vista en retrospectiva, fue profética la mención del elenco de Carmona, Velasco, Ortega y Rincón. Ellos fueron, al mes siguiente, protagonistas principalísimos del golpe del 12 de abril.

El daño que este golpe de Estado, del que Carmona fuera mascarón de proa, infligió a la sociedad civil venezolana que él traicionó, persistirá hasta que el silencio alcahuete de la dirigencia opositora se transforme en activa condena.

LEA

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