Noticiero Digital daba cuenta, el 12 de los corrientes, de una insólita intervención de Jesús Torrealba en un foro de la Fundación Espacio Abierto, cuyo Director es el político venezolano Luis Manuel Esculpi. (Antes del Movimiento Al Socialismo; inconforme con el apoyo de este partido a la candidatura de Hugo Chávez en 1998, formó Izquierda Democrática. Esculpi se alió luego con Francisco Arias Cárdenas en la formación del partido Unión; esta alianza se partió y Esculpi regresó a Izquierda Democrática, cuyos dirigentes principales acordaron mudarse a Un Nuevo Tiempo, Esculpi incluido). La nota de ND nos entera de lo siguiente:
[Torrealba] entró en consideraciones en torno al tema de la unidad. “Yo debo decir que desde el 3 de enero de este año la dirección política de la unidad democrática está severamente aquejada por falta de coherencia y organicidad”.
Torrealba se remontó al momento en que se logró el acuerdo de la tarjeta única en agosto de 2015; muy condicionado por la presión de Voluntad Popular, habida cuenta de los reclamos que hacía a partir de su condición de fenómeno electoral reciente y acelerado, y que fue lo que dio pie a su incorporación dentro del llamado G-4; el grupo de los cuatro partidos más representativos, en este caso, Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular.
Lo definió como el corazón del comando de campaña, al que se le agrega la figura del Secretario Ejecutivo de la MUD, de modo que vino a ser el G-5, y que las cosas marcharon en armonía allí hasta el día 3 de enero cuando no se obtuvo un acuerdo para elegir al presidente de la AN, y que, por tanto, se tuvo que ir a una elección; que fue lo que produjo un impacto interno.
“Ese impacto fue que nuestros compañeros de Primero Justicia, mis hermanos, dijeron: ya va, el G-4 es una estructura que funciona sobre la base de la confianza, y esta confianza ha sido resquebrajada. Esto ya no es un G-4, sino que es un 3 contra 1”.
Añadió que a partir de ese momento el grupo ejecutivo tampoco ha podido funcionar; porque no tiene normas acerca de cómo tomar decisiones, y que en esta situación hemos atravesado un trimestre completo, y un trimestre, a su juicio, donde ha pasado de todo, y argumentó que estas cosas se permitía decirlas públicamente en su carácter de dirigente político independiente, porque hay la necesidad urgente de remediar esta situación; ya que la unidad no se trata de una conquista que le pertenece a los partidos políticos, sino a todos los venezolanos.
Debo admitir que, al leer tan desusada candidez en la grave confesión, llegué a pensar que Torrealba tal vez quiera que lo remuevan de sus responsabilidades como Secretario Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática; lo que dijo fue público y, según la manida conseja de la política convencional, «los trapos sucios se lavan en casa». También pensé que la dirigencia de la MUD ni siquiera sabe administrar el éxito, pues no fue un logro pequeño la decisiva mayoría de escaños en la Asamblea Nacional. Luego recordé al «suicidio anómico» descrito en el famoso estudio de Émile Durkheim, que se desencadena por un súbito desequilibrio entre metas personales y recursos, así sea por la repentina adquisición de riqueza. (Mi tío me deja en herencia una fortuna y me pego un tiro).
Pero Torrealba avistó una posibilidad de futuro positivo; dice Noticiero Digital: «Propuso que la MUD se transforme [en] un gran movimiento de masas, que integre distintos sectores de la sociedad venezolana, y que sea nombrado un comando de campaña, donde los partidos políticos jueguen un papel de conducción; pero que antes la MUD debe prepararse para explicarle al país lo que se va a hacer, tan pronto se establezca un gobierno de transición».
Cuando se nombraba a Torrealba en el delicado cargo que desempeña como coordinador de la federación opositora, este blog publicó ¿Jesús Gorbachov? (1º de octubre de 2014). Allí se lee:
La aceptación de la tarea de coordinar la MUD por parte de Torrealba se conoció el pasado 24 de septiembre, dos días después de que la organización decidiera encargársela. En total ignorancia de que esta secuencia se daría, tuve el atrevimiento de sugerir en la edición #110 de Dr. Político en RCR (13 de septiembre) que convendría a la MUD traer un nuevo Secretario Ejecutivo que viniera con un programa de cambio, y que la modificación esencial sería un cambio de misión: en lugar de ser una mesa para unir a la oposición, que se propusiera serla para unir al país. (…) El trabajo metamórfico es éste: convertir la Mesa de la Unidad Democrática en el Movimiento de la Unidad Democrática. No sólo se trata de preservar las siglas; el asunto es dejar atrás el esquema de organización de organizaciones, de “movimiento de movimientos”, para establecer un movimiento de ciudadanos. Si el objetivo no fuera el de unir a la oposición sino el de unir al país, toda la cosa cobraría un sentido profundo y podría augurársele éxito.
A lo mejor no le fue posible a Torrealba exigir ese propósito a su llegada, como se le recomendara en el artículo que acaba de citarse: «Ahora podría cambiar Torrealba las cosas, y para lograrlo debiera procurar la metamorfosis—DRAE: Transformación de algo en otra cosa—de la Mesa de la Unidad Democrática. Y es ahora, ya mismo, cuando debe intentarlo; a corto plazo, la MUD no podría pagar el costo político de prescindir de Torrealba; sería la garantía de su dispersión. Es ahora cuando puede exigir e imponer».
Las indiscreciones de Torrealba en el foro de Esculpi pudieran consolidar esa dispersión de la Mesa de la Unidad Democrática, pues lo que ha hecho es desnudar públicamente las profundas divisiones en su seno. ¿Será en la oportunidad de su salida buscada que la metamórfica meta se haga posible? LEA
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