En la madrugada de hoy ha muerto Stephen Hawking, el autor de Una Breve Historia del Tiempo*, a los 76 años de edad. Más breve aún fue una conversación que tuve con él en la sede principal de la Corporación RAND, el más grande think tank del mundo, en abril de 1977; él tenía entonces 35 años de edad, el suscrito uno menos. No calibré hasta mucho más tarde la inmensa fortuna de que el Vicepresidente Ejecutivo de RAND nos presentara; en aquel momento me interesaba más Brian Jenkins, su experto en terrorismo.
Luego aprendí del gigantesco aporte de Hawking a la Física contemporánea: la matematización del comportamiento de los huecos negros y la generalización de sus conceptos a la comprensión del Big Bang. Tan sólo la semana pasada, teorizaba sobre la siguiente pregunta: ¿qué existió antes del Big Bang? Su respuesta: nada; con su peculiar pedagogía ilustró la noción al apuntar que eso era como preguntar qué estaba al sur del Polo Sur. «Nada andaba por ahí antes del Big, Big Bang», respondió, aduciendo: «El universo no tiene límites. Sí, es como el verdadero amor».
El argumento había sido anticipado, en el campo de la Lógica, por Ludwig Wiitgenstein en su Tractatus Logico-Philosophicus de 1921. He aquí a Bertrand Russell explicando el asunto en su prólogo al Tractatus:
Nosotros sólo podríamos decir cosas acerca del mundo como un todo si pudiéramos salir del mundo, si, es decir, cesara de ser para nosotros todo el mundo. Puede que nuestro mundo esté limitado para algún ser superior que pueda examinarlo desde arriba pero, para nosotros, sin importar cuán finito sea, no puede tener un límite, puesto que no tiene nada fuera de él.
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Seguramente fue su relación con Roger Penrose, de mutua admiración y afecto, una de sus relaciones más significativas. Penrose, tan inglés como Hawking y once años mayor, formó parte del comité evaluador de la tesis del doctorado que Hawking obtuvo en Cosmología de la Universidad de Cambridge. En 1964, había revolucionado el pensamiento cosmológico con su idea de una «censura cósmica»: una enorme masa estelar en colapso ejercería una gravitación tan grande que impediría incluso el escape de la luz, creando lo que luego se llamaría (John Archibald Wheeler) un hueco negro y, en términos técnicos, una singularidad: una región del espacio-tiempo en la que las leyes de la Física cesarían de operar. Junto con Hawking, trabajó la generalización del concepto al cosmos entero: el Big Bang habría surgido de una singularidad primordial. A partir de allí, su colaboración fue frecuente, y ambos recibieron juntos en 1988 el prestigioso Premio Wolf por su contribución a la comprensión del universo.
En 1996, se publicó el grupo de conferencias conjuntas dictadas dos años antes por Hawking y Penrose, sobre Relatividad General, en el Instituto Isaac Newton de Ciencias Matemáticas de la Universidad de Cambridge. Las respectivas disertaciones incluyen frecuentes reconocimientos mutuos. Dijo Penrose de Hawking, por ejemplo: «Creo que la razón por la cual Einstein no continuó haciendo grandes progresos en teoría cuántica fue la falta en ella de un ingrediente crucial. Este ingrediente faltante fue el descubrimiento de Stephen, cincuenta años después, de la radiación del agujero negro. Es esa pérdida de información, conexa con la radiación de un hueco negro, lo que trajo el cambio». (Hawking había establecido teóricamente, en 1974, que de los huecos negros podía emerger radiación, pero que la energía que escapara de ese modo ya no conservaría la «información» que la acompañaba antes de ser tragada por la enorme gravedad).
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Video de TIME Magazine para conmemorar a Hawking. (Puede ser visto a pantalla completa)
Alguna vez escribí irreverentemente (en El dios de Mandelbrot era el de Borges, 19 de octubre de 2010):
Lo mostrado por Mandelbrot incide sobre un tema recalentado en nuestro tiempo: la existencia de Dios y lo que sobre ella puede o no decir la ciencia. (Hasta Stephen Hawking ha salido recientemente a decir necedades sobre la cosa, postulando que el sentido del cosmos no requiere otra cosa que la gravedad para ser explicado). La complejidad resultante de la iteración inacabable de una ecuación sencillísima (x = x² + z) permite entender a Dios—no el supersticioso o mitológico de las religiones históricas—como un ingeniero fractal.
Stephen Hawking nació trescientos años después de la muerte de Galileo Galilei y el nacimiento de Isaac Newton (1642), y escogió morir el Día de Pi, la constante matemática π: 3,141592… etcétera. En el formato anglosajón de fechas (March 14, 3/14) el día de hoy coincide con los tres primeros dígitos de la ubicua e imprescindible constante; la primera vez que se celebró en grande fue en 1988, el año del Premio Wolf que compartió con Penrose, su gran colega y amigo. Tal vez se deban tales coincidencias al campo gravitacional personal ejercido por Stephen Hawking, que hoy ha pasado a ser una enorme singularidad. LEA
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* No puedo menos que asociar A Brief History of Time con mi entrañable amigo Ignacio Andrade Arcaya; era el libro que leía mientras estaba postrado en cama por la agresiva leucemia que acabó con él.
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Que gran experiencia haber conocido a SH. Además de su gran legado y reconocimiento por su aporte a la teoría universal, es una de las más grandes prueba que el gran poder de la mente humana es capaz de superar cualquier limitación física.
Creo firmemente en la frase “entender a Dios—no el supersticioso o mitológico de las religiones históricas—como un ingeniero fractal.“ En efecto, desde la observación científica se evidencia el diseño de esa ingeniería, tanto en el macrocosmos como en el microcosmos, podemos ver que hay un patrón de creación, repetitivo y constante, en todas y cada una de las cosas creadas (que hayamos podido ver o conocer) dentro de nuestro universo. Ese patrón es llamado comúnmente “la flor de la vida” y parte de la “relacion de oro” (golden ratio) que forman la geometría sagrada muy estudiada en civilizaciones antiguas para tratar de explicar la creación. Lo cual me lleva a pensar en la respuesta de SH de que no existía “Nada” antes del Big Ban, pues a mi parecer, la explosión de energía que terminó por formar el universo en elementos de mayor o menor densidad de acuerdo a la frecuencia de dicha energía en cada elemento, y que además pudiese formarse de manera ordenada, proporcional y con conciencia propia de que está vivo y puede pensar (pues nuestra mente e inteligencia así lo deja entrever), y aplicando la más básica lógica de que la “nada” no es capaz de crear, pues para crear algo de semejante magnitud y con esas características particulares no es posible que sea producto del azar y la pura evolución del origen de esa primera energía, lo que me hace suponer en una teoría muy personal y que no muchos entenderían, que según esa lógica debe existir un ser superior (o varios) que colocaron una especie de dispositivo inteligente dentro de una burbuja (nuestro universo) que contendria toda la información capaz de permitir el nacimiento (Big Ban) y desarrollo de lo que hoy conocemos. (Como el cristal de Superman que contiene toda la información de su planeta). Lo cual por un lado nos dejaría la misma interrogante ¿quien nos creo, cómo y para que? Pero además abriría la puerta para la posibilidad de que en el 97% del universo aún desconocido, existan otras formas de energía, otros seres “inteligentes” y muchas otras tantas posibilidades, tomando en cuenta que nuestros sentidos y tecnología nos permiten observar solo un fragmento de la parte baja del espectro de energía total existente, por lo que no sería descabellado que en energías de frecuencias más elevadas existan otras formas y otros mundos que son literalmente invisible a nuestros ojos, oídos y todos nuestros sentidos conscientes (Un ejemplo de ello son las recién descubiertas ondas gravitacionales, energía fluctuando como olas a lo largo del universo).
Le recomiendo ampliamente los trabajos y documentales de Nassim Haramein (en especial The Black Whole) sobre la teoría de Campos unificados de la física cuántica y la relatividad, que pudieran llegar a ser tan importantes como el trabajo de la relatividad general de AE.
Gracias por compartir.
Saludos
Gracias por su interesante comentario. Lo que sólo enuncié en El dios de Mandelbrot era el de Borges está expuesto ampliamente en Proyecto Fénix y La casa del delfín, dos entradas de lo que llamo «teología conjetural» a cuya lectura le invito. Su postulado fundamental es el siguiente: «Aun si se creyese en un ser o seres superiores a quienes se atribuya nuestra presencia y la del cosmos que nos rodea, sería un contrasentido echar por la borda lo que la inteligencia humana ha acumulado como conocimiento rigurosamente adquirido; es decir, la ciencia. Si ésta se muestra incapaz de decir algo acerca de Dios, lo que pueda suponerse de éste con seriedad tiene que ser enteramente compatible con el conocimiento que se deriva de la actividad científica; no puede contradecirla». Por esto no acepto que sean verdades incontrovertibles las contenidas en una pretendida «geometría sagrada», por más que haya sido «muy estudiada en civilizaciones antiguas para tratar de explicar la creación». Nuestra civilización es muy superior a cualquiera del pasado, y es una civilización científica; hay que dejar atrás el pensamiento mágico.
Gracias por las referencias a Haramein, que ciertamente exploraré.
Gracias por su amable respuesta. En efecto comparto con Ud. en el postulado que menciona que la inteligencia humana ha evolucionado y desarrollado lo suficiente como para tener la capacidad de comprobar el conocimiento adquirido usando la ciencia para demostrar lo que es verdadero. Y en consecuencia aportando al entendimiento de dicho conocimiento y desarrollo de tecnología, y cualquier intento de explicar algún tipo de existencia superior e incluso la propia, debe estar dentro de las comprobaciones compatible cómo bien lo menciona. En ese sentido en vista de que aún y con la tecnología actual no hemos sido capaces de resolver temas fundamentales de energía limpia, salud y otros tantos (incluyendo por ejemplo, que la misma ciencia y tecnología actual no ha podido explicar ni demostrar de forma satisfactoria a la comunidad científica cómo se construyeron las pirámides con tantas características particulares que seguro ha escuchado por lo que cae la duda sobre las civilizaciones antiguas), al no tener todas las respuestas, es necesario el cuestionamiento de aquello que se desee resolver, para formular así su hipótesis, y metodología de investigación respectiva, lo cual llevaría con los experimentos y la observación correcta a resultados de nuevos descubrimientos, es decir, la duda es el germen del cambio y ese cambio o descubrimiento científico, pudiera llevar a nuevas cuestiones, y paradigmas, y por eso es que me ha gustado el trabajo de Haramein, ya que sus trabajos si bien incluyen la llamada geometría “sagrada” (desconozco su origen sagrado), más allá de presentarlo como una forma de “pensamiento mágico” (cosa que veo más
relacionada con un Dios, religión, o algún milagro), lo presenta bajo observaciones basadas netamente en cálculos matemáticos y físicos, medibles y comprobables, por lo que pueden ser utilizados como principios para nuevas hipótesis basadas en estas comprobaciones (algunas ya públicamente reconocidas), que traten de plantear, no una verdad incontrovertible o absoluta, sino una aproximación distinta a la cuestión existencial desde y bajo los parámetros de la ciencia. Creo que su utilidad práctica como todo trabajo científico es o lograr nuevos y revolucionarios descubrimientos o descartar aquello que no sea compatible o no hayan suficientes datos. Pero además que plantea desde la ciencia otras posibilidades.
Particularmente me gusta cuestionar todo, prestar atención a toda información que pueda ser útil o dar alguna pista al respecto, (como el comportamiento de la energía en los niveles altos del espectro de frecuencias, por ejemplo) aunque ésta nos lleve a terrenos desconocidos que entren en temas metafísicos (donde no hay capacidad de comprobar nada) y que al tener tan pocos datos para resolver tal cuestión, intento hacerme hipótesis o teorías meramente especulativas (como la que menciono sobre la creación a partir de seres superiores mediante dispositivos inteligentes) para tratar de buscar o tratar de entender, una respuesta racional al origen, más que todo lógica y científica.
Muchas gracias por las referencias a sus entradas Proyecto Fénix y La casa del delfín, las cuales leeré con mucha atención.
Cordial saludo.
Gracias a Ud. por su atención. Al final de su segundo aporte, Ud. declara su gusto por cuestionar todo y «prestar atención a toda información que pueda ser útil». Tal vez le sea de utilidad considerar que su estilo expositivo exigiría un tiempo muy considerable para determinar qué es lo que dice y si lo que dice es verdadero. Por ejemplo, en esta oración de 245 palabras:
En ese sentido en vista de que aún y con la tecnología actual no hemos sido capaces de resolver temas fundamentales de energía limpia, salud y otros tantos (incluyendo por ejemplo, que la misma ciencia y tecnología actual no ha podido explicar ni demostrar de forma satisfactoria a la comunidad científica cómo se construyeron las pirámides con tantas características particulares que seguro ha escuchado por lo que cae la duda sobre las civilizaciones antiguas), al no tener todas las respuestas, es necesario el cuestionamiento de aquello que se desee resolver, para formular así su hipótesis, y metodología de investigación respectiva, lo cual llevaría con los experimentos y la observación correcta a resultados de nuevos descubrimientos, es decir, la duda es el germen del cambio y ese cambio o descubrimiento científico, pudiera llevar a nuevas cuestiones, y paradigmas, y por eso es que me ha gustado el trabajo de Haramein, ya que sus trabajos si bien incluyen la llamada geometría “sagrada” (desconozco su origen sagrado), más allá de presentarlo como una forma de “pensamiento mágico” (cosa que veo más relacionada con un Dios, religión, o algún milagro), lo presenta bajo observaciones basadas netamente en cálculos matemáticos y físicos, medibles y comprobables, por lo que pueden ser utilizados como principios para nuevas hipótesis basadas en estas comprobaciones (algunas ya públicamente reconocidas), que traten de plantear, no una verdad incontrovertible o absoluta, sino una aproximación distinta a la cuestión existencial desde y bajo los parámetros de la ciencia.
El significado de esa elefantiásica oración es harto confuso. Compare Ud. esa condición con la proposición central de Noción semántica de la verdad (Alfred Tarski):
La proposición “La nieve es blanca” es verdadera si y sólo si la nieve es blanca. (16 palabras).
En su párrafo es poco menos que imposible determinar qué es exactamente aquello de lo que quiere convencernos, como igualmente muy difícil afirmar si su compleja estructura es verdadera o falsa. ¿Quiere Ud. sugerir que la ciencia es imperfecta porque no ha podido resolver todos los problemas del día y tampoco determinar a ciencia cierta cómo se construyó las pirámides? Respecto de esto último, lo único que la ciencia puede hacer es explicar cómo hubieran podido construirse—Wikipedia—, que a los egipcios les eran asequibles técnicas de construcción capaces de hacer la tarea y no necesitaron de extraterrestres «superiores» que les ayudaran. Dicho sea de paso, de nuevo deja Ud. colar su fascinación por las civilizaciones antiguas; ellas son parte del territorio de la arqueología, una ciencia que cada vez incorpora más instrumentos tecnológicos a su quehacer. Ninguna especulación de propensión mística, ninguna «geometría sagrada» puede sustituirla convincentemente.
No hay, Sr. Oxford, una técnica de conocimiento superior a la actividad científica.
De nuevo Gracias por su respuesta. Agradezco sus observaciones las tomaré en cuenta y lamento que mi larga oración le haya resultado algo confusa. Me encanta la ciencia, y no he sugerido que es imperfecta, al contrario, la ciencia es exacta y perfecta en todo sentido. Lo que no es perfecto es alcance del conocimiento humano sobre los problemas no resueltos y esto hace al conocimiento incompleto. Continuó con el ejemplo: Si nuestra civilización es la más avanzada de la historia (cosa que es prácticamente innegable) ¿cómo es que con nuestra más avanzada tecnología no podemos construir actualmente algo igual a las pirámides con todas sus características peculiares?
Y no estoy afirmando, ni siquiera sugiriendo que hayan podido ser realizadas por extraterrestres o seres superiores (puede ser simplemente que falta información que no se tiene al alcance), sino dudando de cómo es posible que las técnicas y tecnologías utilizadas hoy no puedan igualar a las de hace 5 mil años atrás. Y en este punto, que la ciencia pueda tratar de explicar cómo se hizo esa tarea (que es lo correcto que la ciencia debe hacer y gracias por el artículo de Wikipedia) no es suficiente para responder satisfactoriamente, ya que estamos tratando de un tema real y no una teoría. (Las pirámides están allí, se pueden ver, tocar y medir) https://youtu.be/aQq5dkOVTK4 por lo que la pregunta de cómo se hicieron sigue siendo tarea a responder por la arqueología (que llegará en algún momento a una respuesta satisfactoria con la incorporación de instrumentos tecnológicos tal como Ud. afirma)
Y uso este ejemplo para tratar de exponer mi punto que es como ya dije antes, que al no tener todas las respuestas, el trabajo de los científicos es buscarla y para ello deben introducir nuevos elementos, nuevos datos, nueva información, que se tenga disponible, y que no necesariamente tengan que ser convencionales, dentro del marco de la metodología de investigación, para experimentar con ellos y tratar de resolver así estos temas obteniendo nuevos descubrimientos compatibles, comprobados y aceptados de forma convincente.
Por ejemplo hay experimentos que sugieren que el la energía sonora modela la materia sólida en formas geométricas específicas de acuerdo a la frecuencia de ese sonido: https://youtu.be/jBpJTB1kvmw
Esto puede dar pie a otras investigaciones de la ciencia aplicada. Habría que tomar en cuenta entonces, en este caso, el sonido, la frecuencia (y su forma de reproducción), la materia que modela, etc, etc. Y experimentar por ejemplo cómo se comporta esta herramienta en el campo celular o cualquier otro, que pudiera resultar en descubrir un beneficio para la humanidad.
Con esto quiero decir, que al no tener todo el conocimiento ni todas las explicaciones de los problemas del día, queda la puerta abierta para hacer conjeturas e hipótesis y considerar posibilidades diversas, y es menester de los investigadores utilizar esos nuevos datos no solo para experimentar y posiblemente descubrir (y agregar mayor cantidad y valor al conocimiento), sino además para tener fundamento científico para cambiar la forma racional de entender lo que hoy nos es incomprensible e incluso increíble. (Sin entrar en misticismo ni metafísica ni en temas que en efecto si me gustan, y mucho menos sin pretensión de convencer)
Concuerdo con Ud. Que no hay técnica de conocimiento superior a la actividad científica y le agregaría una cita del astrofísico Neil deGrass Tyson, que creo estará de acuerdo: “Lo bueno de la ciencia es que es verdad, creas o no en ella”
PD: tiene Ud. Un blog muy interesante, navegare por varias entradas. Espero no haberle fastidiado la paciencia jaja.
Cordial saludo
Sr. Oxford: su oración de 245 palabras no «me resultó confusa»; es engorrosa, está mal construida, es divagante, es confusa. Luego, su afirmación de que «no podemos construir actualmente algo igual a las pirámides con todas sus características peculiares» es falsa; desde que esas edificaciones fueron hechas se ha construido estructuras de complejidad equivalente o muy superior. (Hoy en día, la novísima técnica de impresión en 3D se emplea para construcción civil). Finalmente, es obvia su fijación con ese tema piramidal, bastante alejado del tema cosmológico que era el de Hawking. La entrada en la que Ud. ha insertado sus comentarios tiene un total de 850 palabras, incluyendo la nota al pie; Ud. ha escrito hasta ahora un total de 1.603.
Es mi recomendación, dado que parece ser de su interés el tema de la actividad científica, que se familiarice con la obra de los dos gigantes de la filosofía de la ciencia en el siglo XX: Karl Popper (La lógica de la investigación científica; Conjeturas y refutaciones) y Thomas Kuhn (La estructura de las revoluciones científicas). De la primera obra del primero de los mencionados, copio acá esta explicación:
“…ciertamente admitiré un sistema como científico o empírico solamente si es capaz de ser contrastado por la experiencia. Estas consideraciones sugieren que no es la verificabilidad sino la refutabilidad de un sistema lo que debe ser tomado como un criterio de demarcación. En otras palabras: no requeriré que un sistema científico sea capaz de ser distinguido, de una vez por todas, en un sentido positivo; pero requeriré que su forma lógica sea tal que pueda ser distinguido, por medio de pruebas empíricas, en un sentido negativo: debe ser posible a un sistema científico empírico el ser refutado por la experiencia». (100 palabras, en oraciones concatenadas pero breves).