De alguien que mucho sabía

 

Si en algo ha tenido Hugo Chávez un éxito indiscutible es en levantar el odio entre hermanos de una misma nación. Si en algo ha sido eficaz es en el contagio de sus resentimientos biográficos, de sus reconcomios infantiles. Pues, en dinámica prevista por Hegel, estudioso del conflicto humano, los enemigos terminan por parecerse al cabo de prolongada lucha. Es bastante más de uno el opositor a Chávez que se conduce idénticamente poseso por el odio y el rencor. (…) Lo peor que puede hacer un opositor a Chávez es parecerse a él.

Conocimiento y opinión, 14 de junio de 2007

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Acá se ha destacado cómo es que tal vez el peor de los legados del chavismo (ahora mutado en madurismo) es la generalización del odio social. El 5 de julio de 2007 se exponía en Nocivo para la salud mental:

Cualquier cosa positiva que Chávez haya podido traer a su pueblo es anulada por esta permanente modelación de la violencia, por cuanto aquí el daño que infiere es a lo psíquico de nuestra sociedad. No hay, pues, nada que pueda salvar a las administraciones de Chávez en el registro de la historia, y esto debe ser explicado a sus partidarios en nuestra ciudadanía. Uno pudiera invitarles a que hicieran una lista de los aciertos de Chávez, pues por más larga que fuese sería reducida a la insignificancia al cotejarla con su perenne modelación de la violencia y la agresión, que deja cicatrices en el espíritu de la Nación.

La proliferación de las llamadas «redes sociales» ha amplificado desde entonces el proceso, y un alto grado de agresividad es observable en el mundo de los opositores, incluso cuando discrepan y se censuran entre ellos mismos. Son de ayer los siguientes dos tuits, que pueden servir de ejemplos (se corrige la escritura, típicamente defectuosa):

1. Él no se ha rendido, Ud. sólo está viendo ahora con claridad lo que SIEMPRE estuvo ahí. Guaidó llegó para hacer lo mismo que Capriles, Rosales, MCM, Allup, Borges, Leopoldo y el resto de HDP: oxigenar al régimen, traficar esperanzas, y burlarse de los venezolanos. Son socialistas.

2. No hay cese de usurpación; Guaidó se rindió, capituló, se acobardó, dio las nalgas. ¿Entienden fanáticos guaidobobos?

Es patente que tales gemas han sido talladas por espíritus enfermos.

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Ocho años y 14 días después de la cita inicial, intentaba contestar una pregunta de la Sra. Amparo Schacher de Wiedenhofer, quien había inquirido el 12 de julio de 2015 en comentario a entrada de este blog: “Tomando en cuenta su visión de la política como acto médico ¿cuál sería el método y cuáles las primeras medidas a tomar si Ud. fuese elegido presidente actualmente?” Así iniciaba lo que atiné a responder:

Lo primero que haría como Presidente es comunicar al país mi convicción de que las personas de convicción socialista, en su mayoría, son gente que privilegia la virtud de la solidaridad, y que no debe llegarse a la Jefatura del Estado con ánimo altaneramente justiciero. Ya en septiembre de 1987 escribía (en Sobre la posibilidad de una sorpresa política en Venezuela):

Si un aspirante a outsider sorpresivo, a “tajo” de las elecciones, plantea su campaña con un grado apreciable de vindicta, de falta de comprensión de lo que en materia de logros políticos debemos aun a los adversarios, obtendrá temprana resonancia y fracaso final. El outsider con posibilidad de éxito no se impondrá por una mera descalificación de sus contendientes y, en todo caso, no por descalificación que se base en la negatividad de éstos sino en la insuficiencia de su positi­vidad. El propio Isaac Newton reconoció: “Si pude ver más lejos fue porque me subí sobre los hombros de gigantes.”

Creo, por supuesto, que el socialismo, en tanto ideología, es terapia equivocada, medicina antigua, concebida en el siglo XIX como toda otra ideología—liberal o libertaria, social-demócrata o social-cristiana (o eso que ahora presentan como si fuera nuevo, un tal progresismo)—con la pretensión de saber cuál es la sociedad perfecta o preferible y quién tiene la culpa de que la sociedad actual no lo sea. Su presunción fundamental es errónea: a partir de unos pocos casos observables de empresarios nocivos para el grupo social, razonan que la empresa privada en general es perniciosa y por tanto debe ser establecido un “Sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes”. (Diccionario de la Lengua Española; definición de socialismo). Si tal proceder fuese correcto, entonces habría que acabar con el Estado, pues son numerosos los casos de estados harto inconvenientes. Toda institución humana exhibe patologías, y la solución no es eliminarla, sino curarla.

Pero eso no es lo mismo que condenar al chavismo a la Quinta Paila del Infierno por toda la eternidad. Es posible hacer ver a quienes se inscriben en esa variedad del socialismo, aunque con dificultad, que su enfoque de la política es equivocado, como lo es toda posición ideológica. El error de mi contendiente no es causa de mi acierto, y nuestra tarea principal es la de reunir a un país ideológicamente dividido.

Eso no es declaración meramente retórica. Cuatro días después de la muerte de Hugo Chávez, hice el programa #35 de Dr. Político en RCR. Invito a los visitantes de este blog a escuchar un poco menos de la mitad de su duración y luego, si así les place, a condenarme por lo que dije el 9 de marzo de 2013:

LEA

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