Estado del arte del Estado

 

A Nacha, otra vez

 

No hay duda de que muchos de estos hombres habían comprobado ser altamente competentes en el ejercicio de sus funciones y poseían un buen dominio de todos los detalles de la administración pública; sin embargo, en lo concerniente al verdadero arte del Estado—o sea una clara percepción de la forma como la sociedad evoluciona, una conciencia de las tendencias de la opinión de las masas y una capacidad para predecir el futuro—estaban tan perdidos como cualquier ciudadano ordinario.

Alexis de Tocqueville – El Antiguo Régimen y la Revolución (1856)

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Han pasado treinta y seis años (para 37) de la publicación de un texto del que se ha tomado el extracto reproducido abajo, que contiene sus primeros párrafos. El 8 de febrero de 1985 ocupó la edición KG-16 del Informe Krisis, que entonces escribía para llevar pan a mi familia. Su título: «Proyecto – La Sociedad Política de Venezuela». Consta en mis Memorias Prematuras:

El inmenso alivio de tener a la mano una receta concreta para la enfermedad económica me dio la autoridad moral para pedirle a Nacha que me dejara trabajar solo en Caracas el próximo fin de semana. Le pedí que se fuera con los niños a la playa. Solo, y recuperándome ya de las demasiado recientes demandas económicas, encontré la paz necesaria para escribir lo que hacía ya tanto tiempo me pedían los miembros del grupo soñador de la “sociedad política de Venezuela”: unos me pedían el nuevo “paradigma” político, otros el diseño de la nueva asociación que sería su portadora. En tres días compuse el décimo séptimo y último número del Informe Krisis: el número “KG-16”, de febrero de 1985.

Cuando Nacha llegó el domingo por la noche pude presentarle algo sólido. En ese momento me faltarían unas doce páginas de un documento de alrededor de cincuenta. Después que se durmió me fui a escribir. Al despuntar el día tenía para ella la primera copia del documento completo, que le dediqué. Sin leerlo todavía, suspiró resignada y me agradeció y felicitó. De inmediato falté a la cortesía y le pedí que me prestara su copia para hacer pequeñas correcciones. Envié la siguiente copia a la casa de Diego Urbaneja. Para el próximo día ya tenían el texto Alberto Krygier, Andrés Sosa Pietri y Gerardo Cabañas, en impresiones salidas del impresor de un IBM PC, un método de reproducción lento y caro. Después el documento se fotocopió doscientas veces en las oficinas de un amigo.* Cruz Arguinzones las distribuyó a los clientes del Informe Krisis cuya suscripción no hubiese vencido y a una lista adicional de personas. Mi mujer dijo que era bueno. Sentí más orgullo de eso que de todos los parabienes que había recibido por Válvula.

He aquí la primera sección del documento:

La insuficiencia política

Intervenir la sociedad con la intención de moldearla in­volucra una responsabilidad bastante grande, una responsa­bilidad muy grave. Por tal razón, ¿qué justificaría la constitución de una nueva asociación política en Venezuela? ¿Qué la justificaría en cualquier parte?

Una insuficiencia de los actores políticos tradicionales sería parte de la justificación si esos actores estuvieran incapacitados para cambiar lo que es necesario cambiar. Y que ésta es la situación de los actores políticos tradicio­nales es justamente la afirmación que hacemos.

Y no es que descalifiquemos a los actores políticos tra­dicionales porque supongamos que en ellos se encuentre una mayor cantidad de malicia que lo que sería dado esperar en agrupaciones humanas normales.

Los descalificamos porque nos hemos convencido de su in­capacidad de comprender los procesos políticos de un modo que no sea a través de conceptos y significados altamente inexactos. Los desautorizamos, entonces, porque nos hemos convencido de su incapacidad para diseñar cursos de acción que resuelvan problemas realmente cruciales. El espacio in­telectual de los actores políticos tradicionales ya no puede incluir ni siquiera referencia a lo que son los ver­daderos problemas de fondo, mucho menos resolverlos. Así lo revela el análisis de las proposiciones que surgen de los actores políticos tradicionales como supuestas soluciones a la crítica situación nacional, situación a la vez penosa y peligrosa.

Pero junto con esa insuficiencia en la conceptualización de lo político debe anotarse un total divorcio entre lo que es el adiestramiento típico de los líderes políticos y lo que serían las capacidades necesarias para el manejo de los asuntos públicos. Por esto, no solamente se trata de enten­der la política de modo diferente, sino de permitir la emergencia de nuevos actores políticos que posean experien­cias y conocimientos distintos.

Las organizaciones políticas que operan en el país no son canales que permitan la emergencia de los nuevos actores que se requieren. Por lo contrario, su dinámica ejerce un efecto deformante sobre la persona política, hasta el punto de imponerle una inercia conceptual, técnica y actitudinal que le hacen incompetente políticamente. Hasta ahora, por supuesto, el país no ha conocido opciones diferentes, pero, como bien sabemos, aún en esas condiciones los registros de opinión pública han detectado grandes desplazamientos en la valoración popular de los actores políticos tradicionales, la que es cada vez más negativa.

Por evidencia experimental de primera mano sabemos que los actores políticos tradicionales están conformados de modo que sus reglas de operación se oponen a los cambios requeridos en conceptos, configuraciones y acciones políti­cas. Por esto es que es necesaria una nueva asociación po­lítica: porque de ninguna otra manera saludable podría pro­veerse un canal de salida a los nuevos actores políticos.

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Cinco días atrás, Florantonia Singer escribió en EL PAÍS de España La base sólida del chavismo se reduce sin que la oposición logre sacar rédito. Allí dice:

“Se puede ratificar que la sociedad está cansada de votar al chavismo. Hay un descontento real que puede ser capitalizado por una alternativa. Hubo abstención, pero hay nueve millones de personas que salieron a votar pese al contexto autoritario”, apunta Maryhen Jiménez, doctora en Ciencias Políticas e investigadora en la Universidad de Oxford.

Otra lectura, la que supone el mayor reto para los adversarios a Maduro, es que el mapa de la oposición ha cambiado y los nuevos factores reclamarán espacio. “Hoy nadie es dueño de la oposición”, dijo Capriles en una rueda de prensa en la que analizaba los resultados.

La MUD, pese al crecimiento en el número de alcaldías, ha perdido fuerza y su vacío lo han llenado las otras opciones, aunque estas estén instrumentalizadas por el chavismo. “Hay tanta desafección del electorado, al punto que hay un nuevo mercado electoral y la gente prefiere votar a esos antes que al chavismo o la MUD”, explica Jiménez. Más de 1 millón de personas apoyaron a terceros. Esa dispersión del voto adverso al chavismo le costó a la oposición al menos 14 gobernaciones que pudieron ganar de haber llegado a acuerdos o coordinaciones.

¿Ha habido progreso en los últimos treinta y seis años? LEA

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* Alberto Krygier Zilberberg era ese amigo generoso. Él no quiso que revelara dónde saqué doscientas copias del documento.

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