El Consejo Editorial del Washington Post consideró su obligación publicar ayer una pieza de opinión (The Post’s View), a raíz de una nueva matanza con arma de fuego—acaecida esta vez en Oxford, Michigan—en una escuela de bachillerato. El editorial lleva por título: Muertos cuatro niños más. ¿Cómo se ha convertido este derramamiento de sangre en una rutina? Helo aquí traducido del inglés::
Tijeras. Calculadoras. Libros. Estudiantes aterrorizados en una escuela secundaria de Michigan agarraron todo lo que pensaron que podían usar para defenderse, mientras se escondían de un pistolero que acababa de abrir fuego y ahora los acechaba. “Nunca piensas que te va a pasar. Y luego lo hace”, dijo un estudiante. «Es una locura».
El horror, la locura, que se desarrolló en Oxford High School el martes es tristemente familiar para los estadounidenses, que se han acostumbrado demasiado a ese derramamiento de sangre. “Una tragedia estadounidense de rutina” es cómo los reporteros de The Post caracterizaron los agonizantes minutos en los que sonaron los disparos en la escuela secundaria suburbana de Detroit.
Cuatro estudiantes: Hana St. Juliana, 14; Madisyn Baldwin, 17; Tate Myre, 16 años; Justin Shilling, 17 – fueron asesinados. Siete personas, seis estudiantes de entre 14 y 17 años y un maestro de 47 años, resultaron heridas, algunas de gravedad. Las autoridades de Michigan identificaron al presunto agresor como Ethan Crumbley, un estudiante de segundo año de la escuela de 15 años, a quien la policía detuvo a los cinco minutos de la primera llamada al 911. Fue acusado el miércoles como adulto de múltiples cargos, incluidos terrorismo y asesinato en primer grado. Los fiscales también están considerando cargos contra los padres del sospechoso.
«He visto parte del video real del tiroteo, y está claro que salió con la intención de matar gente», dijo el alguacil del condado de Oakland, Michael Bouchard, en CNN. “Disparaba a personas a quemarropa, muchas veces hacia la cabeza o el pecho. Es absolutamente despiadado, asesino». Dijo que el sospechoso disparó a través de las puertas del aula con barricadas y trató de traspasarlas. Los maestros que actuaron con valentía y calma para proteger a sus estudiantes merecen agradecimiento, al igual que la policía y otros socorristas que trabajaron para salvar vidas.
Pero es una vergüenza que los estadounidenses hayan aceptado las masacres como inevitables (el tiroteo en la escuela del martes fue el 28º de este año y el más mortífero) hasta el punto de que los estudiantes pasan gran parte de su tiempo en simulacros de tiradores activos en lugar de disfrutar de lo que debería ser la escuela: aprender, socializar y crecer.
Por qué este joven, como se ha alegado, tomó un arma y se enfureció contra sus compañeros de escuela es una pregunta que las autoridades buscan responder. El hecho de que parezca haber usado una pistola que su padre compró el Viernes Negro, una semiautomática Sig Sauer SP2022 de 9 mm, subraya una vez más el peligro de las armas de fuego no aseguradas y la necesidad de leyes de sentido común sobre seguridad de armas. Ha llegado el momento, hace mucho tiempo, no solo de preparar a los estudiantes para los tiroteos masivos, sino de prevenirlos.
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La pistola que fuera empleada en la matazón puede ser comprada libremente en muchas partes—por ejemplo, se consigue en Amazon—y su adquisición es constitucionalmente permitida en los Estados Unidos, según la famosa Segunda Enmienda de su Constitución, adoptada el 15 de diciembre de 1791: «Siendo necesaria a la seguridad de un Estado libre una Milicia bien regulada, no deberá infringirse el derecho del pueblo de guardar y portar Armas».
Reiteraré, pues, lo dicho acá el 3 de octubre de 2017 (Las Vegas también duelen):
Hace mucho que cualquiera milicia de alguno de los estados de esa unión, considerablemente aumentada con el tiempo, haya participado en la “defensa” de los Estados Unidos. La muy larga serie de conflictos militares en los que ese país se ha involucrado a lo largo de su historia se ha desenvuelto prácticamente toda fuera de sus fronteras, sin milicianos. El comodoro Perry que llevó la presión estadounidense al Japón del siglo XIX no comandaba milicianos, sino militares de profesión llevados tan lejos en una flota profesional. No se constituye con milicianos el Comando Aéreo Estratégico de los EEUU, ni son milicianos los tripulantes y operadores de sus buques de guerra. La premisa de la Segunda Enmienda ha desaparecido y, en consecuencia, también debiera desaparecer su corolario. Una nación racional no debe sostener como derecho de ningún ciudadano, esté o no en sus cabales, la libre adquisición y porte de armas. La Segunda Enmienda debe ser repelida. (Ya los Estados Unidos han hecho esto antes: la Décima Octava enmienda de 1919, que desató la epidemia gangsteril con la Prohibición, fue repelida por la Vigésima Primera, en 1933).
No debiera importar el «grave» daño que se haga con repelerla a quienes comercien con armas de fuego o a los «deportistas» de la National Rifle Association, su poderoso lobby. Los derechos de comerciantes y cabilderos, sumados todos, no son superiores al derecho a la vida de siquiera una sola persona.
LEA
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