El pasado 27 de enero, el International Crisis Group publicó un nuevo informe sobre Venezuela—El tímido repliegue de Maduro desestabiliza a la oposición—(la versión en español es descargable como archivo en formato .pdf en este enlace: Commentary / Latin America & Caribbean).
A continuación, algunos extractos del reporte y comentarios de este blog. Primeramente, el sumario del informe y su primer párrafo:
El estancamiento político entre el gobierno del presidente Maduro y la oposición ha generado una emergencia humanitaria en Venezuela. En este extracto del Watch List 2022, Crisis Group insta a la UE y a sus Estados miembros a mantener contacto con todos los grupos de oposición, trabajar con el gobierno para restablecer la política representativa y el Estado de Derecho, apoyar los esfuerzos internacionales para las negociaciones y aumentar la ayuda internacional.
Venezuela permanece inmersa en una compleja crisis humanitaria que tiene como ingrediente principal el estancamiento político entre el gobierno del presidente Nicolás Maduro y una oposición cada vez más fragmentada. EE. UU. y un puñado de sus aliados cercanos continúan reconociendo a Juan Guaidó, el expresidente de la Asamblea Nacional, como el legítimo jefe de Estado interino del país. Pero la autoridad de Guaidó sobre la alianza multipartidista, Plataforma Unitaria, que nominalmente lidera, se ha debilitado desde que las polémicas elecciones legislativas de diciembre de 2020 (boicoteadas por los principales partidos de la oposición) le devolvieron el control del parlamento a Maduro. El fracaso de la estrategia con la que Guaidó pretendía sacar a Maduro del poder a través de presiones externas (principalmente estadounidenses) ha hecho que él sea tan poco popular como el presidente. La decisión de la Plataforma de participar en las elecciones locales y regionales del 21 de noviembre de 2021, a pesar de las objeciones de Guaidó, aumentó su aislamiento, especialmente después de que se negara a hacer campaña por los candidatos de esta alianza. Acusaciones de corrupción en el manejo de los activos de Venezuela en el extranjero por parte de su “gobierno interino” han deteriorado aún más la unidad de la oposición.
En materia de la situación nacional, luego de llamarla «emergencia humanitaria», explica:
La economía venezolana se ha contraído en un 80 por ciento desde que el presidente Maduro asumió el cargo en 2013, provocando un éxodo masivo de más de seis millones de venezolanos. La combinación de corrupción, mala gestión y colapso económico ha acabado con la infraestructura del país, lo que provoca frecuentes apagones a gran escala, problemas crónicos en el suministro de agua y energía, el colapso del transporte público y privado, y una deficiencia crítica de servicios médicos. Las sanciones económicas de EE. UU., particularmente las dirigidas a la industria petrolera, han exacerbado la situación. Bajo la administración de Maduro, las estadísticas que el Estado venezolano publica son esporádicas e inverificables, lo que dificulta los esfuerzos para determinar el verdadero alcance en todos los aspectos, desde los daños económicos hasta la delincuencia y el impacto de la pandemia de COVID-19. Una encuesta anual realizada por las principales universidades del país estima que el nivel de pobreza es del 94 por ciento.
Más adelante, habla de «desorden en la oposición»:
Un acuerdo de último momento entre los principales partidos de la oposición le permitió a Guaidó renovar su controversial mandato como “presidente interino” justo antes de que expirara el 5 de enero. Su argumento se basa en que la Asamblea Nacional elegida democráticamente para el periodo 2016 – 2021 sigue siendo el verdadero parlamento del país, a pesar de la elección de una nueva legislatura en diciembre de 2020 en unas elecciones que la principal corriente de oposición boicoteó y desestimó como una farsa. Pero la oposición se encuentra profundamente dividida y es poco funcional. Su liderazgo, incluido Guaidó, ha sido objeto de severas críticas internas por denuncias de corrupción e incompetencia en la gestión de los activos de Venezuela en el extranjero.
Es de notar que en esos fragmentos la designación de Guaidó viene ahora entrecomillada, como se reitera más adelante:
El fracaso de la campaña de “máxima presión” liderada por EE. UU. para derrocar a Maduro, centrada en el respaldo extranjero (en especial el de Washington) a la “presidencia” de Guaidó, sanciones económicas e individuales y el boicot electoral, convenció a la Plataforma Unitaria de participar en las elecciones locales y regionales en noviembre de 2021.
(…)
La primera tarea de la UE y sus Estados miembros, junto con otros actores externos que buscan poner fin a la crisis de Venezuela, es exhortar a las distintas facciones de la oposición a tomar esta ruta, haciendo énfasis en un cambio gradual y un diálogo con el gobierno de Maduro y sus aliados extranjeros. En la medida de lo posible, deben promover avances hacia una mayor unidad de la oposición y evitar insistir en el apoyo al “gobierno interino”, cuya autoridad sobre el grueso de la oposición y su papel como agente movilizador de lealtad política probablemente continúe disminuyendo.
Es decir, el importante grupo de vigilancia de conflictos—ahora sigue más de setenta en el mundo—emite una inequívoca señal de duda respecto de las pretensiones de Juan Guaidó, que este blog ha desmontado desde el 23 de enero de 2019. (Ver, por caso, Más usurpador será usted).
Sigue ignorando, no obstante, al actor fundamental: el Pueblo en su carácter de único poder supraconstitucional de la Nación. LEA
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