Candidatos es lo que sobra

 

Hay una que otra cosa «nueva», sobre todo en el campo opositor. Por ejemplo, Carlos Ocariz declaraba hace poco: «El servicio público más caro para los venezolanos es el de la ineficiencia». Al menos el suscrito ignoraba que la ineficiencia fuera un servicio público. (Diccionario de la Lengua Española: ineficiencia Falta de eficiencia. eficiencia 1. Capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado. 2. f. Capacidad de lograr los resultados deseados con el mínimo posible de recursos).

Luego, hay un empate en longitud con la palabra electroencefalografista, hasta ahora la más larga que recoge el Diccionario. Monseñor Ovidio Pérez Morales lo ha logrado en artículo—Reconstitucionalizar—publicado apropiadamente por Costa del Sol FM el 23 del mes pasado al escribir «Reconstitucionalización», que tiene también 23 caracteres. Estuve tentado a comentarle que antes de volver a «constitucionalizar»—acción y efecto de constitucionalizar: 1. tr. Dar carácter constitucional a una norma o un derecho—hay que proceder a una prerreconstitucionalización. Opté por dejar la marca quieta y no romperla con 27 caracteres.

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El mes antepasado es aún algo reciente; Sofía Nederr escribía en Tal Cual:

A la oposición le llueven los precandidatos presidenciales. Desde el inicio de 2022 se ha engrosado la lista de aspirantes de distintas organizaciones, varios de las cuales no están dentro de la Plataforma Unitaria.

Para efectos de este trabajo, se contabilizaron, al menos, 20 precandidatos opositores para convertirse en el abanderado unitario en las elecciones presidenciales que, según la Constitución, toca hacer en 2024.

Su trabajo se apoyaba en esta imagen:

 

No me impresiona ninguno. Nunca me impresionó, por caso, Antonio Ecarri, quien hace unos años me fuera presentado por José Rafael Revenga, quien lo trajera a mi casa. Acá me dijo el precandidato: «Yo lo que quiero es el poderrrrr». Supongo que creyó que tal declaración concitaría mi admiración.

Humberto Calderón Berti, el Ministro de Energía y Minas, quería confiarme una misión; si decidía aceptar, se me mantendría en nómina de PDVSA con todas mis prebendas mientras durase la «comisión de servicio». Acepté sólo la invitación de Calderón Berti a almorzar en su despacho, donde me comunicó que él quería que lo ayudara dirigiendo una fundación que pensaba establecer, para lo que debía yo viajar a alguna isla italiana (no recuerdo cuál) para asistir a un simposio, y también que él quería ser el próximo Presidente de PDVSA. Mi reacción consistió en mostrarme confundido: «Tú, Humberto, eres el jefe del Presidente de PDVSA, ¿y me dices ahora que quieres ser subalterno del cargo que ahora ocupas?» Calderón Berti respondió sin pensarlo mucho: «Sí, pero es que allí es donde está el poder». Lo que en verdad quería, como igualmente el general Alfonzo, era ser Presidente de la República de Venezuela; la fundación que pensaba establecer era para ese propósito.

Decidí no aceptar.

Memorias imprudentísimas (9 de julio de 2018).

No parece haber mucho de nuevo. LEA

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