Gaceta de Cuba con la ley de expropiación de 1960

 

¡Alto aquí todo el mundo! Esto se arremató. Y esto se ha arrematao, porque lo digo yo.

La verbena de la paloma – (arrematar Rematar, dar fin a algo. Diccionario de la Lengua Española)

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Es frecuente escuchar que Maduro es el jefe de una “dictadura comunista”. Si lo fuera, es de las más benévolas de esa clase. Comparemos con Cuba; en el primer año y medio de la revolución, se había fusilado a unos 700 opositores o antiguos enchufados de Batista, y no quedaba una sola empresa privada en pie. ¿Es ése nuestro caso? Comparemos con Rusia, la soviética, con cifras más altas: se atribuye a Stalin la muerte de 9 millones de prisioneros políticos, sus compatriotas. Comparados con esos casos reales de “dictadura comunista” lo que nos acontece es una verbena.

Diálogo digital – 15 de febrero de 2019

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Fulgencio Batista huyó de Cuba en las primeras horas del 1º de enero de 1959, casi un año exacto después de la huida de Marcos Pérez Jiménez de Venezuela. El 8 de enero de aquel año, entraba Fidel Castro en La Habana; el 15 de abril iniciaba una visita de 11 días a los Estados Unidos (invitado por la Asociación Americana de Editores de Periódicos). En entrevista que concediera durante ella declaró: «Yo sé que el mundo piensa que nosotros somos comunistas; por supuesto, he dicho muy claramente que no somos comunistas, muy claro». El 22 de diciembre de 1961, diría en uno de sus kilométricos discursos: «Seremos siempre marxista-leninistas», lo que naturalmente es sinónimo de comunistas.

En todo caso, el 15 de octubre de 1960 se publicaba una edición extraordinaria de la Gaceta Oficial de la República de Cuba; ella contenía la «Ley 890», cuyo Artículo 1 dictaba: Se dispone la expropiación forzosa de todas las empresas industriales y comerciales, así como las fábricas, almacenes, depósitos y demás bienes y derechos integrantes de las mismas, propiedad de las siguientes personas naturales y jurídicas… A esto seguía una enumeración de empresas expropiadas, agrupadas en los siguientes sectores: Ingenios azucareros (un total de 105), Destilerías (18), Bebidas alcohólicas (6), Jabones y Perfumes (3), Derivados lácteos (5), Fábricas de chocolates (2), Molinos de harina (1), Fábricas de envases (9), Fábricas de pinturas (3), Químicos (3), Metalurgia básica (6), Papelerías (7), Lámparas (1), Textiles y confecciones (60), Molinos de arroz (16), Productos alimenticios (7), Aceites y grasas (2), Almacenes de víveres (47), Tostaderos de café (10), Droguerías (3), Tiendas por departamento (13), Empresas de ferrocarriles (8), Imprentas (1), Circuitos cinematográficos y cines (11), Construcción (19), Electricidad (1) y Marítimo (13). En total, 380 empresas pasaban de un gacetazo a ser poseídas por el Estado cubano. (Una reproducción de toda la gaceta en archivo de formato .pdf puede ser descargada desde este enlace: GACETA CUBA).

Debo el documento al gentil amigo Orlando Amaya, siempre pendiente de este blog, quien expresó su concurrencia con el tercer epígrafe de esta entrada. En su correo de envío, puso: «Las motivaciones del decreto y las fechas, son bien interesantes de analizar». El tercero de los “Por Cuanto”—en Cuba, lo que acá llamamos un “considerando”—expone:

Muchas de las grandes empresas privadas del país lejos de asumir una conducta consecuente con los objetivos y metas de la transformación revolucionaria de la economía nacional, han seguido una política contraria a los intereses de la Revolución y del desarrollo económico, cuyos signos más evidentes y notorios han sido el sabotaje a la producción, la extracción del numerario sin reinversiones adecuadas, la utilización exagerada de los medios de financiamientos sin empleo del propio capital operativo con la ostensible finalidad de acumular efectivo y de invertirlo en el extranjero previa obtención clandestina de divisas, y el abandono frecuente de la dirección directa de las fábricas lo que, en muchas ocasiones, ha obligado a la intervención por el Ministerio del Trabajo en evitación preventiva de la crisis laboral que el cierre o disminución de la producción puedan crear.

Y el octavo (penúltimo) «Por Cuanto» declara:

Es deber del Gobierno Revolucionario tomar las medidas que demandan las circunstancias expuestas en los Por Cuantos anteriores y adoptar fórmulas que liquiden definitivamente el poder económico de los intereses privilegiados que conspiran contra el pueblo, procediendo a la nacionalización de las grandes empresas industriales y comerciales que no se han adaptado ni se podrían adaptar jamás a la realidad revolucionaria de nuestra Patria, y a la vez a brindar efectivas garantías y a facilitar por distintos medios el normal desenvolvimiento de todas aquellas empresas pequeñas y medias cuyos intereses pueden y deben coincidir con los grandes intereses de la Nación.

Digno de notar: tal como es el uso de nuestra Constitución, se escribe ahí con mayúscula inicial «Gobierno Revolucionario», «Patria» y «Nación», pero «pueblo» se escribe con minúscula inicial. (En el Preámbulo de nuestro supremo texto local: «El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores…», a pesar de que según el Artículo 5 «La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo…»)

La Ley 890 venía firmada por el Presidente de la República de Cuba, Osvaldo Dorticós Torrado, el Primer Ministro Fidel Castro Ruz y el Ministro de Hacienda Rolando Díaz Aztaraín.

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Por supuesto, los gobiernos chavista-maduristas han causado una enorme disminución de la actividad empresarial privada en Venezuela, aunque más dilatada en el tiempo. (Ver la introducción de Marcos para la interpretación de la libre empresa en Venezuela, 9 de enero de 2004). Carlos Larrazábal, Presidente de Fedecámaras, acaba de conceder una entrevista en la que informa cosas como éstas:

En 1998, cuando arrancó la revolución bolivariana, en el sector industrial teníamos más de 12.500 empresas y ahora no pasan de 3.000, operando al 20%-25% de su capacidad. Nosotros teníamos más de 600.000 empleadores en esa época, al principio del gobierno del Presidente Chávez, ahora se estima que esa cifra no llega a unos 200.000. Y digo “se estima”, porque el gobierno ya no publica cifras. (…) El gobierno de Chávez por decreto estableció que todo el sector privado era de utilidad pública, por lo que ya no requería la autorización de la Asamblea Nacional para expropiar. De esta manera, entre 2007 y 2012 se confiscaron más de 1.500 establecimientos de empresas y más de cinco millones de hectáreas de tierras fértiles. Buena parte de lo expropiado hoy está paralizado. En el sector agroalimentario el gobierno tomó el control de más del 50% de la producción de harina y entre 30% y 40% de la de arroz. El gobierno ahora controla todas la empresas de cemento y no se puede conseguir un saco si no es a través del mercado negro. Así se puede sumar y seguir.

Es la misma cosa cubana a cámara lenta, comparativamente, y siempre hay que tomar en cuenta que la economía venezolana en 1959, aun antes del vigoroso estímulo del gobierno de la época a la industria privada—Rómulo Betancourt con Lorenzo Fernández como Ministro de Fomento—con las garantías económicas constitucionales suspendidas (hasta julio de 1992), era bastante más poderosa y diversificada que la de Cuba de aquel año. Ahora Larrazábal se muestra entusiasmado con Juan Guaidó, quien ha dicho (más o menos): «Y esto se ha arrematao, porque lo digo yo».

Lo nuestro es toda una verbena. LEA

 

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