Ustedes saben que cuando yo hablo del 2021 estoy hablando del bicentenario de la batalla de Carabobo, el 24 de junio del 2021. Ahí sí; si Dios quiere y la Virgen, después del acto del 24 de junio de 2021 ahí sí es verdad que les pido permiso para retirarme. 2021: para allá vamos unidos y juntos haciendo revolución y haciendo patria.
Hugo Chávez, 6 de octubre de 2008
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Ha llegado 2021 y Hugo Chávez no pudo llegar a él. El Día de la Inmaculada Concepción en 2012, año gráficamente parecido al que comienza, él ya sabía que no viviría mucho más; por eso pidió a los venezolanos que en su ausencia eligiéramos a Nicolás Maduro. ¿Por qué? Porque Hugo Chávez sabía, «claro como la madrugada», que Nicolás Maduro daría la vida en defensa de su revolución; en su entorno, no habría nadie que como Maduro lucharía hasta la muerte para preservarla. Tenía razón, por lo que hemos visto; la especie vendida a muchos por Antonio Ledezma, Leopoldo López y María Corina Machado en 2013—»Maduro no es Chávez; a ése lo tumbamos de un soplido»—resultó ser un espejismo.
Hace cuatro años casi—18 de enero de 2017—, pudo registrarse en este espacio un total de quince proposiciones para acabar con el mandato del actual Presidente de la República (que no es, por cierto, Juan Guaidó; nunca lo ha sido). Hasta ahora, ninguna de ellas, sea correcta o incorrecta, ha podido llevarse a conclusión eficaz.
Pudiera pensarse, sin embargo, que tenemos a Maduro como prolongación del gobierno de Chávez por interpuesta persona, y éste aspiraba a gobernar un total de veintidós años, desde 1999 hasta 2021. Preferiblemente, Maduro pudiera cesar su mandato en este año; el sucesor no es tan bien visto como el precursor. Hace dos meses, Datanálisis encontraba 61,4% de respuestas positivas a la siguiente pregunta: «¿Cómo evalúa Ud. la labor de Hugo Chávez Frías por el bienestar del país mientras fue presidente?» Al mismo tiempo, midió lo reflejado en esta lámina:
¿Cómo causar su cesantía, dado que no ha dado muestras de querer abandonar el cargo? Mediante un referendo consultivo; ésa es la única manera correcta. Un referendo tal puede ser convocado por poderes públicos: la Presidencia de la República actuando en Consejo de Ministros o una mayoría simple de la Asamblea Nacional. Sería ingenuo esperar que la consulta sea promovida por Maduro o la nueva Asamblea, dominada de nuevo por el chavismo luego del desperdicio de cinco años de mayoría opositora.* Así, sólo la iniciativa popular (10% de los electores inscritos en el registro electoral) puede lograr la instancia de cambio de Presidente, a menos que se prefiera aguantar un año más de desgobierno y promover la recolección del doble de las firmas, con el 20% de los electores que son requeridos para convocar un referendo revocatorio.
Si quisiéramos trabajar para recolectar dos millones de firmas ciudadanas—en vez de cuatro millones—, convendría que añadiéramos otras preguntas aumentando la eficiencia de la consulta; por ejemplo, para decidir si queremos un esquema socialista en Venezuela. Lo aconsejable sería aprovechar hasta donde se pueda la potencia de la voz de la Corona. LEA
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* Hace un año y dos días se reportaba acá el desperdicio de las cuatro quintas partes del tiempo útil de la Asamblea Nacional controlada por la oposición: Cuatro años desperdiciados (30 de diciembre de 2019).
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