Ayer trajo un correo del servicio de noticias de Costa del Sol FM un comentario sin firma: Propuesta de acuerdos en Venezuela generan espèranza con escepticismo. (Sic. No existe el acento grave en nuestro idioma, y la palabra esperanza no lleva acento gráfico. Luego, el sujeto de la oración—Propuesta—está en singular, a pesar de que sea una «de acuerdos», de modo que el tiempo correcto del verbo sería singular: «genera»). Se trata de la relación de una conversación de Jesús Seguías, Presidente de Datincorp, con la prestigiosa radio alemana Deutsche Welle, la que escribió el titular en correcto castellano.
Éstos son sus dos primeros párrafos:
La oposición dirigida por Juan Guaidó se enfrenta a una nueva estrategia para destrancar el juego político con el chavismo, al proponer retomar negociaciones con el gobierno de Maduro. ¿Es el diálogo la única vía?
Juan Guaidó, quien preside la Asamblea Nacional de Venezuela de mayoría opositora y reconocida por varios países, anunció en rueda de prensa que dicho acuerdo busca principalmente la convocatoria de elecciones generales con observación y respaldo internacional, entre varias otras condiciones que han estado presentes en las fallidas mesas de dialogo anteriores.
El Sr. Guaidó no preside nada. La Asamblea Nacional que presidiera a partir de 2019 ya no existe, habiendo agotado su período el pasado 4 de enero. Y constitucionalmente no puede haber elecciones generales sin que medie la renuncia (o la muerte) de Nicolás Maduro y la de cada diputado de la actual Asamblea Nacional. Sólo un referendo nacional podría acordarlas, dado que sólo el Pueblo es supraconstitucional; sólo él no está limitado por la Constitución.*
Seguías, quien en general aboga por la avenida del diálogo, dijo: “La mayoría de las decisiones que son determinantes dependen de la oposición y no del gobierno. (…) Tener un candidato único, tarjeta unitaria, una buena campaña electoral y buenos defensores del voto no depende del gobierno sino de la oposición. Así que el gran dilema es opositor”. Para Seguías y la mayoría de los estudiosos y comentaristas de nuestra política, así como para los propios políticos profesionales, sólo existen los oficialistas y los opositores, aunque él mismo midió hace seis años (mayo de 2015):
Más recientemente (febrero de este año), registró su competidora, Datanálisis, cómo se define el consultado en política: Independiente: 77,2%, Pro-Gobierno: 10,25%, Pro-Oposición: 4,6%. La «oposición», que en 2015 superaba al oficialismo—¡por 1%!—ahora está 5,65 puntos por debajo y no representa al 95,4% del país.
Por último, también apunta el entrevistado: “Nicolas Maduro entendió la necesidad de entrar en el proceso de negociación y él sabe que en esta oportunidad no va a pasar lo mismo que pasó en República Dominicana ni en Barbados, en donde pudieron hacer lo que quisieron en una mesa de negociación”. No es de Nicolás Maduro toda la culpa de que anteriores intentos de diálogo hayan fracasado. El más reciente esfuerzo de los noruegos, por ejemplo, se vio interrumpido porque Juan Guaidó apoyó públicamente sanciones de los Estados Unidos contra la República de Venezuela.**
La historia debe contarse como ocurrió. LEA
………
* La piedra angular de la constitucionalidad venezolana fue colocada por decisión de la Corte Suprema de Justicia del 19 de enero de 1999. Ella definió la doctrina fundamental de que el Pueblo, por su carácter de único Poder Constituyente Originario es el Poder Supraconstitucional, no limitado por la Constitución, que sólo limita a los poderes constituidos. (El Pueblo está únicamente limitado por los derechos humanos y por los tratados en los que haya entrado válidamente la República con soberanías equivalentes de otras naciones). Por esto podía preguntársenos si queríamos convocar una asamblea constituyente que presentara a nuestra consideración una constitución enteramente nueva, aunque la figura misma de constituyente no estuviera contemplada en la Constitución de 1961. El desconocimiento de tal doctrina equivaldría a la demolición de los poderes públicos en Venezuela, pues sobre ella se asientan todos, Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia incluida. (Nota tomada de Los propios venezolanos, 7 de julio de 2020).
** «Como es costumbre, el vocero de los EEUU afirma cosas que no son ciertas, como eso de que ‘Maduro nunca ha querido reunirse a negociar’. Luego de que los actores más radicales de la oposición—Leopoldo López, María Corina Machado, Antonio Ledezma—comenzaran a vender (desde 2013) la idea de que a Maduro se le tumbaría ‘de un soplido’ (puesto que no era Chávez) y destruyeran incipientes acuerdos del Gobierno Nacional con un puñado de alcaldes opositores en materia de seguridad ciudadana, se inició a comienzos de 2014 el plan subversivo bautizado con el hashtag #lasalida. Impedido tal plan, se escenificó en Miraflores un primer intento de diálogo a nivel nacional que no llegó a concreción. (Ver en este blog Una segunda oportunidad: Diálogo 2.0, 20 de mayo de 2014). Después hubo reuniones de gobierno y oposición en República Dominicana, también infructuosas, hasta que comenzara la facilitación noruega que debía completarse en Barbados, lo que nunca ocurrió; los negociadores del gobierno se levantaron de la mesa en cuanto Juan Guaidó justificara nuevas sanciones impuestas por los Estados Unidos a funcionarios nacionales». (Olafo ataca de nuevo, 1º de agosto de 2020).
___________________________________________________________
intercambios